El impacto provocado por la muerte de una joven avilesina ‘orilla’ la injerencia de Castrillón y el lío de las terrazas
Ya tenemos servido un nuevo capítulo de una guerra que solo el interés general y la autoridad del ministerio correspondiente serán capaces de parar, salvo que «políticamente» no interese llevar la pelea entre partidos -«perro no muerde a perro», se decía antes en periodismo- mucho más allá de lo razonable y se dejen las cosas como están. Nada nuevo: lo de la Ronda Norte de Avilés acabará en los juzgados -«y hasta en Bruselas si hace falta»-, tal y como amenazaron en su día los responsables municipales de Castrillón, una ola a la que se ha subido ya el nuevo equipo de gobierno, según las palabras de la portavoz del PP.
No hace falta darle muchas vueltas al asunto porque ya está tan manido que repetir siempre lo mismo no conduce más que al cansancio. Que Castrillón se oponga a que haya una conexión de la Variante con el Hospital San Agustín suena a broma, cuando estamos hablando de un equipamiento sanitario que da servicio a casi 150.000 personas de toda la comarca. (Castrillón tiene 22.235). Pretender que ahora se dote a esa vía de cuatro carriles para aumentar su capacidad, es tanto como invitar al Gobierno a dar carpetazo al asunto. O que diga que el tráfico pesado que genera Asturiana de Zinc -en su día hasta más de 100 camiones diarios- tenga que salir por el centro de Avilés camino de un vertedero de jarofix también en Avilés, es otra broma de mal gusto. Que apele a dos documentos de su arquitecto municipal y el del técnico que Castrillón paga junto con Corvera e Illas en la Mancomunidad para que les haga informes ‘ad hoc’ y diga que ese documento sale de la Mancomunidad Comarca Avilés no es solo una broma de mal gusto, es que es sencillamente falso.
Así estamos una vez más, un año más, y así ‘ad infinitum’. Hay que celebrar, por fin, que desde el Ayuntamiento de Avilés se dé una respuesta adecuada a quien insiste en meterse en ‘casa ajena’. Las declaraciones de ayer mismo de Manuel Campa, concejal de Desarrollo Urbano y Económico, son claras al respecto. E impecables. ¿Van a servir de algo? No. Pero es necesario decirlo. Uno espera ahora con impaciencia la postura que van a adoptar principalmente PP e IU, tanto desde el Ayuntamiento de Avilés, como desde el Parlamento regional, incluso desde el Gobierno central. Será muy curioso.
Conclusión. Los supuestos aliados comarcales de esta ciudad siguen a lo suyo, que básicamente consiste en aplicar la ley del embudo. Y por eso, cada vez es más difícil de digerir el escuchar a algunos políticos hablar de comarca a estas alturas de esta película de serie B que es la ordenación del territorio, el área metropolitana y demás planteamientos que se van apilando año a año en los cajones oficiales.
La crisis sanitaria de la Covid 19 generó en su día una ola de solidaridad con el sector de la hostelería prácticamente en todo el país a la que Avilés no fue ajena. Hubo comprensión en lo fiscal, en las ayudas y por supuesto en la extensión de las terrazas como una forma más de ayuda. Terrazas que en algunos casos crecieron de forma desmesurada a costa de ocupar espacios dedicados a aparcamientos en las calles.
El problema viene cuando no solo no se vuelve a una cierta normalidad, sino que se asiste, al menos en cuanto a sensaciones en la calle, a un ‘desmadre a la avilesina’. Las terrazas crecen sin medida, ocupan calles y plazas y existe como una carrera alocada por meter mesas y sillas en cualquier espacio, aunque sea a costa de no respetar ni una mínima distancia entre las personas. No hace falta señalar. Hay profesionales que lo hacen extraordinariamente bien. Y en cambio otros que sencillamente incumplen la ordenanza municipal que existe al respecto, al margen del contraste entre la facilidad que encuentran algunos para obtener licencias y permisos de apertura y el calvario de meses al que son sometidos otros, estableciendo ese nivel de ciudadanos de primera y de segunda que son sencillamente intolerables.
El Ayuntamiento es el responsable de hacer cumplir las normas recogidas en la ordenanza municipal aprobada por el Pleno el 22 de enero de 2020. Normas que son claras y concisas para las tres zonas definidas, empezando por la del casco histórico, que lógicamente es la más exigente. Las terrazas tendrán iguales características a toda una plaza o calle; mesas y sillas preferentemente de madera, al menos con un diseño clásico y colores no vivos; no se admiten mesas, sillas y sombrillas con publicidad; obligación de recoger todos los elementos a la hora del cierre, retirados a zona destinada al efecto; medidas iguales para todos, preservando entradas a portales, servicios de alcantarillado, paso de vehículos en calles estrechas…
Ahora hagan el simple ejercicio de salir a la calle. Y no se rían. Leo en LA VOZ que la Policía Local tramitó el año pasado 139 sanciones administrativas a locales de hostelería que incumplieron la ordenanza municipal de terrazas. Una de dos: o esas sanciones no se ejecutaron o no sirvieron para nada; o este ‘desmadre a la avilesina’ es mucho más grande de lo que parece.
Todas las muertes, cercanas y lejanas, salvo las ‘naturales’ por cuestión de edad, producen escalofríos y casi siempre la misma pregunta: ¿por qué? ¿Cómo se puede explicar que una chica de 41 años, excelente en lo personal y profesional como aseguran sus familiares, compañeros y conocidos, haya perdido la vida cuando se dirigía a su trabajo? El impacto del fallecimiento de la periodista María Bretón ha sido especialmente relevante en Avilés, ciudad en la que nació, en el seno de una familia muy conocida y políticamente ligada al Ayuntamiento de Avilés a través de su padre y su hermana. Ante la conmoción provocada, solo cabe el silencio y un mensaje de ánimo para los suyos.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 20 de agosto de 2023