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José María Urbano

Dame buenas noticias

Coñac para China

Francia simboliza la debilidad del discurso de la UE ante Estados Unidos y China defendiendo primero sus intereses

En el nuevo orden mundial la UE tiene dificultades para defender un modelo propio

 

 

JOSÉ MARÍA URBANO

El pasado día seis de este mes, Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, le regaló a su homólogo chino Xi Jinping, de visita oficial en el país galo, una botella de Louis XIII de Remy Martin, que se paga a entre tres mil y cinco mil euros. Al día siguiente, las acciones de Pernod Ricard y de Remy Cointreau subieron un 3% y un 6%, respectivamente, y se mantuvieron entre los títulos más rentables de los principales índices bursátiles franceses, el CAC-40 y el SBF-120.

Cinco meses antes, China había abierto una investigación ‘antidumping’ sobre el coñac importado de la Unión Europea tras una denuncia de la Asociación China de Bebidas Alcohólicas. El país asiático había importado en 2023 licores por importe de 1.450 millones de euros y Francia representó el 99,8 por ciento de todas las exportaciones del coñac desde la UE. En el fondo, lo que se había hecho desde Pekín era contraatacar ante la anterior investigación europea sobre los coches eléctricos chinos, al considerar que estaba inundando el mercado con precios más bajos que los fijados en su propio país, supuestamente dopando a sus empresas con subvenciones públicas sin control. Receta típicamente china: dinero público y venta por debajo de coste para eliminar la competencia.

Enmanuel Macron y su esposa Brigitte reciben al líder chino Xi Jinping en el Elíseo. E. C.

Macron, el campeón del europeísmo, sabe que una cosa es el discurso oficial de lo que debería ser el orden del tablero geoestratégico occidental y otra la realidad de una China que es capaz de ir imponiendo, sin prisa pero sin pausa, su enorme capacidad económica casi país por país. Por eso, tras la reunión del Palacio de Elíseo del día seis, el presidente francés tenía motivos para estar contento con el resultado de la visita oficial de Xi Jinping. Y no solo por el coñac, tras alcanzar la promesa de no gravarlo con impuestos ni con derechos de aduana, sino por una larga lista de productos que a partir de ahora tendrán garantías para acceder libremente al mercado chino. Apunten: aves de corral, intestinos de cerdo, vinos con indicaciones geográficas protegidas (primer país europeo que lo consigue), piezas del cerdo poco apreciadas aquí, pero de gran valor allí, como el estómago, intestino, patas, oreja, cortezas, morro…, cuya exportación ha experimentado un crecimiento del 10%, unos 26 millones de euros. Y más: abrir el mercado de la alfalfa deshidratada, un pienso rico en proteínas del que España es el primer productor, por delante precisamente de Francia.

Una semana después, la Casa Blanca anunciaba el aumento de los derechos de aduana equivalente a 18.000 millones de euros a productos chinos: coches eléctricos –del 25% pasa al 100%–, semiconductores o productos médicos, entre otros, para «eliminar las prácticas comerciales desleales», debido fundamentalmente a un exceso de capacidad de producción, que en el caso de los paneles solares, por ejemplo, podría duplicar la demanda mundial prevista a corto plazo. Para Oxford Economics, la asesoría económica independiente más importante del mundo, la decisión norteamericana es «más un ladrido simbólico que un mordisco», ya que su alcance será escaso en la inflación y en el PIB de Estados Unidos.

Pero su objetivo sería doble. De un lado, mantener las normas del comercio internacional marcadas por la OMC, que ahora mismo estarían en peligro debido a la competencia del país asiático. Y de otro, según el análisis de la citada asesoría, se trataría de «acelerar la reubicación», o el ‘friendshoring’, traducido en incrementar la producción en sectores estratégicos internamente o en países geográfica o ideológicamente cercanos. En esa línea, Biden había firmado anteriormente la suspensión de aranceles de un 25% sobre la importación de acero y aluminio europeos, una medida que será efectiva hasta el 31 de diciembre de 2025, lo que puede reportar a los exportadores europeos de esos dos productos unos 1.500 millones de euros al año.

Y de nuevo habrá que ir más allá de la letra pequeña para tratar de encontrar las claves de pulso que mantienen Estados Unidos y China por la hegemonía global, con una Unión Europea en el medio que se debate entre la apuesta por el bloque occidental y a la vez una dependencia económica china que no puede obviar.

China domina abiertamente el sector de los minerales críticos y las baterías al refinar el 59% de litio mundial, el 73% del cobalto, el 68% del níquel y el 40% del cobre, lo que le reporta el 98% de las importaciones de la UE y el 80% de las de Estados Unidos. Además, tiene el 78% de la capacidad mundial de fabricación de baterías para vehículos eléctricos.

La Administración norteamericana responde, bajo la disculpa de la «mayor inversión climática» hasta 2030, con la famosa IRA (Inflation Reduction Act) que pone a disposición créditos fiscales y subvenciones que alcanzan los 416.000 millones de dólares para intentar movilizar hasta dos billones de dólares de gasto federal en diez años. De ahí surge el mayor exponente de intervencionismo y proteccionismo económico (USA, ¡quién te ha visto y quién te ve!), que permite, por ejemplo, subvenciones de 4,5 dólares el kilo de hidrógeno verde, créditos fiscales extras a la eólica marina de un 20 por ciento, incluso más si utilizan acero o más de un 40% de productos fabricados en Estados Unidos, o reducir los costes de los módulos solares entre un 20 y un 40 por ciento.

Ese es el particular partido de tenis del momento: las subvenciones chinas frente al proteccionismo norteamericano. Y la UE en el medio. «No es una buena idea desmantelar el comercio global», dice el canciller alemán Olaf Scholf, «el cincuenta por ciento de los coches chinos que llegan a Europa son de fabricantes occidentales». «Es un error el arancel del 100% de USA a los coches chinos», señala Carlos Tavares, CEO de Stellantis (Peugeot, Citroen, Fiat, Alfa Romeo, Chrysler y Dodge), que acaba de firmar una estrategia conjunta con su socio local chino Leapmotor para introducir sus coches a partir de septiembre en Francia, Italia, Bélgica, Alemania, España y Países Bajos. Se augura que los SUV chinos de entre veinte mil y cuarenta mil euros se van a comer el mercado. En todas partes.

Conclusiones

En Asturias conocemos bien las dificultades de la competencia china, turca y rusa en sectores como el del acero. Asistimos estos días a la última deslocalización de una multinacional como Saint-Gobain, francesa, que cierra su división de vidrio para parabrisas de coches, entre otras cosas porque en Marruecos gasta menos y gana más. ArcelorMittal no anuncia en el Principado la gran inversión del DRI que está apoyada con 450 millones de euros porque su negocio está ya en Estados Unidos, India o Brasil. Danone, francesa, anuncia su marcha de Salas por burofax…

En la UE el ajuste en frontera para los productos siderúrgicos entrará en vigor en 2025. Y frente a la suspicacia permanente por la financiación «a medida» a las empresas chinas y el dumping en productos como el acero y sus derivados, el proteccionismo norteamericano dispuesto a regar con dinero a toda empresa o negocio que se instale o vuelva allí.

Mientras tanto, la UE, cuya alianza con Estados Unidos parece lo más adecuado, incluso egoístamente, para aprovecharse de sus planes del IRA y otros, asiste a un nuevo orden mundial –Europa en guerra, la masacre de Palestina, las enseñanzas del covid, la carrera tecnológica, los efectos de la inteligencia artificial– en el que cada país libra su particular batalla en defensa de sus intereses. El coñac francés como el último ejemplo. O el torrezno, qué más da. ¡Viva Europa, sí, pero primero yo! Y en eso estamos.

Publicado en El Comercio-La Voz de Avilés el 26 de mayo de 2024

 

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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