Las críticas del presidente de Otea en Avilés evidencian el poco conocimiento y su escasa aportación a la ciudad
Una vez más, Avilés vuelve a ser la diana del presidente de ‘Otea, Hostelería y Turismo en Asturias’, José Luis Álvarez Almeida, en esta ocasión con motivo de la final de la Eurocopa de fútbol ganada por el equipo español. Sus denuncias públicas se refieren a la negativa del Ayuntamiento de Avilés a permitir a los hosteleros la colocación de pantallas de televisión en las terrazas de sus establecimientos para el seguimiento del partido de fútbol, y por otra parte a denunciar la pantalla gigante instalada por el propio Ayuntamiento en la Plaza de España, en donde cientos de personas siguieron el partido llenando El Parche y su zona de influencia. Según su percepción, esa pantalla gigante restaba potenciales clientes a los hosteleros. Y ya finalmente, una tercera admonición general, aunque también Avilés se vea afectada: en Asturias se celebran demasiados festivales en verano y eso perjudica a la hostelería porque la gente va a esos festivales y compra las cervezas dentro.
La escalada de declaraciones de este presidente ya se ha hecho famosa desde la pandemia e incluso antes, cuando se erigió en el único portavoz de un sector para el que reclamó dinero directo, luego dinero y más tarde más dinero para superar la crisis, como si la hostelería hubiese sido la única damnificada por la epidemia del coronavirus.
La hostelería en general se merece otro nivel de representación. En el caso de Avilés, la solicitud que hizo Otea para pedir que los hosteleros pudieran poner las pantallas de televisión en sus terrazas para seguir el partido fue respondida negativamente tras «un informe jurídico demoledor» por parte de los servicios técnicos del Ayuntamiento. En el caso de la pantalla gigante en la Plaza de España para seguir uno de los acontecimientos del año que ha logrado el consenso total en este país, ya solo faltaba que el Ayuntamiento tuviera que pedir permiso a Otea, a ver si le parecía bien para su previsión de cervezas vendidas, que al parecer es el objetivo principal de cualquier actividad.
Otea tiene un problema en Avilés: su ínfima representatividad en una ciudad en donde su asociación de hostelería, adscrita a la UCAYC, está dirigida por uno de los hosteleros más cualificados profesional y personalmente de esta ciudad: Rafael Bonilla. Lo demuestra a diario en su restaurante de referencia. La asociación de hostelería y la UCAYC llevan 46 años en esta ciudad, tiene en torno a un millar de socios de pago, una plantilla profesional de trabajadores que atiende a sus socios e incluso a los que no lo son, cuenta con una sede social y está implicada de mil maneras con el desarrollo de esta ciudad y de esta comarca desde su fundación.
Otea no puede llegar a Avilés sin saber a quién representa, número de socios –no es lo mismo tener el respaldo de mil que de diez–, y plantear en esta ciudad, como hizo en 2022, un plan para el Antroxu consistente en organizar unos ‘menús de antroxu’. Y lo plantea, por supuesto no gratis, en la ciudad en donde la UCAYC inventó los ‘menús de antroxu», lo mismo que otros atractivos gastronómicos y sociales a lo largo del año.
No deja de ser curioso, o a lo mejor nada curioso, que las campañas y las posiciones de Otea sean defendidas en Avilés por el PP, y en concreto por su portavoz municipal, Esther Llamazares, conocida entre otras cosas por su animadversión hacia la UCAYC. Desde luego no deja de ser sorprendente que el PP esté enfrentado a la entidad que mayoritariamente representa al sector comercial y hostelero avilesino. La misma portavoz que tras pasarse de frenada fue condenada por el Juzgado de Instrucción Nº 3 de Avilés por «intromisión ilegítima en el honor» de un trabajador de la Mancomunidad de Avilés, con una sentencia demoledora que le obliga a indemnizar al trabajador, pagar las costas del juicio y publicar la sentencia en los medios que se hicieron eco de la nota de prensa en la que hizo las acusaciones. Ni siquiera el presidente del PP de Avilés, Pedro de Rueda, que acudió como testigo, se prestó a apoyarla. La sentencia no es firme y está recurrida.
Otea no puede venir a Avilés a censurar a un Ayuntamiento que fue de los primeros y posiblemente de los pocos en este país, que de forma inmediata salió al rescate del sector del comercio y la hostelería tras las consecuencias de la crisis originada por la pandemia sanitaria. Son datos, no palabras. En los años 2020 y 2021 hubo exenciones de tasas para las terrazas de hostelería; en 2020 se concedieron ayudas directas por importe de 465.000 euros, la mitad para la hostelería; esa cantidad se elevó hasta los 797.040 euros en 2022, año en el que las terrazas siguieron estando bonificadas. Ese dinero se concedió a través del CREA, Consejo de Reactivación Económica integrado por el Ayuntamiento, grupos políticos, sindicatos, UCAYC y Cámara de Comercio.
La hostelería y el comercio deben seguir por la senda de la modernización, como se está haciendo ya por parte de muchos profesionales en la ciudad, como única forma de afrontar la realidad de una sociedad que va cambiando sus hábitos de consumo y el de sus preferencias.
No deberíamos quedarnos en los datos negativos del cierre de locales, que responde a una casuística variada y general en todas partes, sino en la apertura de otros y a iniciativas como las de la Plaza, que está siguiendo ya los pasos de muchas plazas de abastos similares en todo el territorio nacional, con una apuesta por la oferta gastronómica. O por la colocación de taquillas inteligentes ‘click and collect’ en la Plaza y en el parking de El Atrio, taquillas mixtas refrigeradas y neutras, es decir, sin frío, para facilitar las compras online o no presenciales.
Queda mucho por hacer. La oposición haría bien en hacer un seguimiento de la normativa de la hostelería y ver si se cumple o no, tanto en el centro como en los barrios. Hay cosas que no se entienden respecto a las terrazas, sus medidas, los permisos en las pocas calles del centro abiertas al tráfico rodado, la diferente vara de medir a la hora de recoger y guardar esas terrazas tras el cierre, el espectáculo de barrios como el de Sabugo, en donde las terrazas pertenecen en su diseño normalmente a las ofertas de las compañías cerveceras. La falta de ideas para conseguir, por ejemplo, y seguimos en Sabugo, manteles idénticos para todos para vender la imagen de Avilés –colores, logos, imagen– y de un barrio de postal… Pensar eso mismo para todo el casco histórico me temo que sería temerario por mi parte.
Sí, queda mucho por hacer y se necesitaría el trabajo y el apoyo de todos, incluida Otea, siempre y cuando aceptemos que por la vía de la aportación, profesionales incluidos, nos irían mucho mejor las cosas. Lo que no sirve es pedir por pedir, a veces hasta con poco estilo, sin ofrecer nada a cambio en beneficio de un sector, pero sobre todo de la ciudad.
El Avilés está viviendo un verano espectacular en la calle gracias a que acontecimientos como el Celsius 232 lo hacen posible. Lo que organiza desde hace trece años Jorge Iván Argiz y su equipo con este festival de terror, fantasía y ciencia ficción, con una proyección internacional de primer nivel, es digno de todos los elogios. Ayer se inició el Intercéltico, con premios al presidente del Principado, Adrián Barbón, y a Dolfo Camilo, lo que ya aseguró una buena promoción. Llega el Reaggeton Festival Beach, La Mar de Ruido, La Grapa… Y nos anuncian, por fin, que diez años después Avilés estará presente en la Feria de Muestras. Seguro que se podrá mejorar esa presencia, pero de momento hay que celebrarlo. Avilés va a exhibir todas sus fortalezas y su oferta económica, innovadora, social, cultural, deportiva y turística en el mejor escaparate de Asturias, el de una Feria de Muestras por la que pasan 800.000 personas al año. Hay que felicitarse por ese cambio.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 21 de julio de 2024