Avilés y Asturias se enfrentan al desafío de un nuevo modelo económico sin perder su esencia industrial e innovadora
Robert Armstrong, columnista del ‘Financial Times’, fue el encargado de acuñar el apodo de ‘TACO’ (acrónimo de ‘Trump Always, Chickens Out’, ‘Trump siempre se acobarda’) a la hora de referirse a él solo en el aspecto económico y en concreto al que tiene que ver con los aranceles, con los anuncios conocidos de medidas agresivas que luego las rebaja o directamente las pospone, como ha sucedido con México, Canadá o la propia Unión Europea. El último anuncio ha sido el de imponer unos aranceles del 130% a China. Para definirlo en otros aspectos harían falta unas cuantas páginas, pero en el plano económico, su impacto ha sido tan profundo como controvertido. Hay ya toda una teoría sobre el TACO, que serviría en primer lugar para fijar una posición extrema desde la que luego negociar a la baja en el propio interés, y otra que indica que, conocido el truco, se produce un aprovechamiento en las apuestas en Bolsa con la bajada de la cotización tras el primer anuncio desorbitado, para a continuación comprar a un buen precio y obtener ganancias sustanciales. Ha vuelto a suceder ahora.
Sentado lo anterior, existen pocas dudas de que la Administración Trump ha sido una catalizadora del fin de la globalización, del multilateralismo, dando paso a una nueva era marcada por una guerra comercial en la que Estados Unidos y China se juegan en el tablero geopolítico la supremacía económica y tecnológica. La nueva era digital, en la que la inteligencia artificial está asombrando al mundo por la rapidez en la que empieza a dominar todos los aspectos, incluidos los de la vida cotidiana de las personas, el asombroso esfuerzo inversor de las grandes tecnológicas por controlar ese espacio, sin que hasta ahora estén obteniendo los retornos previstos –incluso ya se generan dudas sobre una futura burbuja financiera– y todo lo relacionado con la I+D, el talento, los semiconductores o las tierras raras han provocado ya un terremoto que afecta a todos los rincones del mundo. Y especialmente en la Unión Europea, en donde su falta de previsión histórica y su lentitud en las respuestas la deja en un plano secundario frente a esa carrera emprendida por los gigantes americano y asiático.
Y Asturias y Avilés, lógicamente, forma parte de ese mundo. La tradición industrial de la región y de esta ciudad y su comarca sufren ya las consecuencias de esta nueva transición más digital y más sostenible de la cuarta revolución industrial. Y no son palabras ni anuncios. Las empresas ven cómo se siguen agravando sus posiciones, que hasta ahora controlaban más o menos, y empiezan a darse de bruces con una nueva realidad en la que todo puede cambiar de la noche a la mañana.
Sirva un solo ejemplo cercano. Windar Renovables, la empresa avilesina líder mundial en la fabricación de eólica offshore, con una presencia internacional notable, se encuentra con una decisión del Gobierno Trump que consiste en ridiculizar los efectos del cambio climático, renunciar o al menos paralizar todos los proyectos de energía eólica y anunciar una vuelta a los combustibles fósiles, aprovechando los excedentes de producción norteamericana en petróleo y gas. Primera consecuencia: la complicación o directamente la suspensión de proyectos ya en marcha como los que lidera Iberdrola en las costas norteamericanas, con Windar como uno de los proveedores principales, provoca de inmediato los problemas de empleo en la plantilla avilesina.
Hace unos días se daba a conocer el último informe quinquenal de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), que abarca a 38 países, incluidos los veintisiete miembros de la Unión Europea (UE). Y en él se señala que, pese a los avances observados en la reducción de emisiones de los gases de efecto invernadero, las pérdidas por el cambio climático en el periodo 1980-2023 se elevaron en la UE a 738.000 millones de euros, casi una cuarta parte en los últimos cuatro años, según el análisis del diario francés ‘La Tribune’. Cifras europeas, pero que también tienen eco en regiones como Asturias, con impactos climáticos y económicos que no ofrecen duda.
Esta es la realidad de hoy que define la radical transformación de la economía global, la que obliga a buscar nuevos mercados que ofrezcan oportunidades de crecimiento, nuevos proyectos y nuevas inversiones. Y mientras el tiempo de reacción juega en contra en estos casos, la incertidumbre golpea en el empleo, en recortes y en la desconfianza de la sociedad.
El panorama no es muy alentador que digamos, pero no es la primera vez que Asturias y Avilés, como emplazamientos industriales de primer nivel, han sabido reinventarse para, como mínimo, sobrevivir. Sobran los ejemplos de empresas que lo han hecho y de otras que se han ido sumando en nuevos sectores de futuro, con base en la innovación y la tecnología.
Windar, sus responsables, no solo mantienen buenas perspectivas en sus emplazamientos de India, Polonia o Brasil, sino que explora y estudia la realidad china. Mientras tanto, y para este caso en concreto, Ministerio de Industria, Gobierno regional y Ayuntamiento de Avilés trabajan en equipo para agilizar todo lo relacionado con la inversión prevista en la antigua fábrica de Alcoa. Los aranceles aprobados por la UE para los productos del acero de terceros países, la compensación a las empresas electrointensivas por los costes indirectos del CO2, con ArcelorMittal y Asturiana de Zinc como máximas beneficiarias españolas, y el anuncio del plan de garantía del suministro eléctrico en el centro de Asturias van en esa buena dirección. Lo mismo que las apuestas de muchas de las compañías del tejido industrial asturiano y avilesino.
El nuevo orden económico exige combatir la nostalgia –los tiempos antiguos no van a volver–, aprovechar al máximo el potencial del tejido industrial actual, reforzar la colaboración público-privada y abrirse sin miedos a las nuevas exigencias de una economía que demanda visión y compromiso. Esos son los retos de Asturias y de Avilés ante esta encrucijada global.
(En la imagen, el puerto de Avilés representa el carácter industrial de la ciudad y su comarca. E. C.).
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 12 de octubre de 2025