No soy, doña María Luisa, ni militante ni siquiera entusiasta de Podemos. Si tuvo últimamente la generosidad de leerme, habría visto las dudas que esta formación política me genera, dudas que no son pocas ni pequeñas. Aun así, no deja de resultarme llamativo no sólo el pánico que les ha entrado a ustedes con este partido, sino también y sobre todo los ‘argumentos’ que emplean para desprestigiarlos.

Conozco los géneros, doña María Luisa, y sé que en plena efervescencia mitinera, con un público entregado, presto a consagrar con aplausos las palabras de su oradores, es fácil dejarse llevar y mostrarse vibrante, incluso en contra de eso que llamamos coherencia.

No sé lo que usted entiende por estrambótico. Pero, desde luego, no es tal cosa plantear que, de una vez por todas, se acaben los privilegios de los políticos. Ignoro, asimismo, lo que usted entiende por populismo, pero no lo es rechazar que sobren profesores y médicos, y, sin embargo, todos los cargos políticos sean imprescindibles. Lo contingente, ya sabe.

Dijo usted, en medio del entusiasmo mitinero, que están los socialistas muy orgullosos de su historia. Ciertamente, con sus luces y sombras, o, en palabras de Renan, con sus glorias y remordimientos, nadie tiene por qué avergonzarse de pertenecer a un partido que fue concebido para contribuir a una sociedad más justa, más culta y más libre. Lo que ustedes deberían preguntarse es hasta qué punto han sido fieles al legado moral de Pablo Iglesias, o si, por el contrario, lo han traicionado.

Tampoco puedo dejar de preguntarme si están ustedes orgullosos de su trayectoria política en Asturias desde el arecismo a esta parte, si de verdad no ven grandes sombras de casos de corrupción y despilfarros; si de verdad no se sienten en ninguna medida responsables del hasta ahora imparable declive de esta tierra.

Pero volvamos, doña María Luisa, a sus palabras: ¿Qué es para usted lo estrambótico, tiene que ver con el famoso estrambote cervantino? Repito: ¿Le parece a usted bien que aquí en Asturias donde gobiernan no les haya temblado el pulso a la hora de aplicar los recortes impulsados por Rajoy? ¿Le parece bien que su idolatrado Felipe González, además de gozar de una generosa pensión del Estado en tanto ex presidente del Gobierno español, tenga canonjías y sinecuras de grandes empresas? ¿Le parece justo que, por el mero hecho de dedicarse a la política, se necesiten menos años de cotización que en otras profesiones? ¿Le parece apropiado que Asturias pueda y deba funcionar con menos trabajadores en los servicios públicos, pero con el mismo número de políticos? ¿Le parece bien pertenecer a un partido con siglas de izquierda al que no le tembló el pulso a la hora de decretar una ley de desahucios veloz y cruenta?

¿El problema del PSOE, doña María Luisa, está en Podemos, o está en ustedes por haberse convertido en un partido con siglas de izquierdas que aplica cuando gobierna políticas de derechas? ¿El problema está en Podemos o en ustedes por haber hecho del PSOE el Sagasta de la 2ª Restauración borbónica, un partido dinástico y cortesano? ¿El problema está en Podemos o está en ustedes por haber alentado de una forma tan escandalosa el caciquismo político en muchos concejos de Asturias?

Veo, doña María Luisa, que usted tampoco se quiere dar por enterada de que la ciudadanía ha dicho basta el 25 de mayo y que eso ya no tiene vuelta atrás.

Siga hablando de lo estrambótico, siga la estela conservadora y de vieja política del presidente Fernández, verá hasta dónde puede llegar con un discurso bunkerizado.