Ya se sabe que la decisión sobre el incremento de las pensiones le corresponde al Gobierno estatal y que las iniciativas que se puedan tomar en otras instituciones no pueden ir más allá de lo simbólico. Sin embargo, en el Pleno que se celebró en la Junta del Principado el 2 de marzo, más allá de cualquier otra consideración, debería tenerse en cuenta lo que representa el conjunto de ciudadanos que asistió a la sesión, ciudadanos pensionistas que, desde que la Ministra del ramo tuvo la feliz idea de enviar una carta a todos los jubilados, no dejan de manifestar su crispación en las principales ciudades del país.
Desconozco lo que se puede estar cociendo internamente en el seno del PP en estos momentos. No obstante, a poco que haya un mínimo de sensatez, sus dirigentes deberían estar preocupados. Hay dos datos muy significativos. El primero de ellos es que la franja de edad de las personas que votan mayoritariamente al PP no es precisamente ajena al colectivo de los pensionistas. Y el segundo de estos datos es que, en una población envejecida como es la española, tener a los jubilados molestos no augura buenos resultados en la próxima convocatoria electoral del ámbito que sea.
Por tanto, la crispación del Pleno de la Junta de la que venimos hablando no debería ser tomada como un episodio más de un tiempo político que está muy lejos de ser placentero y apaciguado. No se trata de una bronca entre políticos, ni tan siquiera de un altercado con un colectivo de una empresa concreta, sino de algo que va mucho más allá.
Y a la presente situación no se llegó sólo a resultas de la mísera subida de las pensiones decidida por el Gobierno de Rajoy. Previo a todo ello, el llamado Pacto de Toledo tendría que haberse convocado con una inequívoca voluntad de alcanzar un acuerdo. Y es que en España también hay un Gobierno en minoría que no se está mostrando muy capaz de pactar con los demás partidos en temas que se pueden considerar claves para la estabilidad social.
Responsable el PP de esta crispación, corresponsables, cada cual en su medida, todos aquellos partidos que, por activa o por pasiva, permitieron la investidura de Rajoy.
Es la hora de la responsabilidad en determinados asuntos que se pueden y se deben considerar de Estado, el de las pensiones es, sin duda, uno de ellos.
Cuando los invitados abandonaron el Pleno me pregunté qué responderían en una encuesta a pie de calle acerca de su intención de voto.