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Pilar Arnaldo

Desde La Pontecastru

POR AMOR A LOS RÍOS

Un banzáu es, en Asturias, una construcción que se hace en un río para embalsar el agua que, después, se conduce por canales hacia los prados de regadío. Otro de los admirables sistemas de aprovechamiento de recursos que utilizaron nuestros antepasados, verdaderas obras de ingeniería que crearon paisaje y beneficios y que aún perviven en algunas zonas.
Pero El Banzao, con mayúsculas, es una importante asociación de pescadores surgida en Tineo en el año 2003 y que, en la actualidad, cuenta con unos 750 socios. Ellos fueron los principales promotores del proyecto de recuperación de la Laguna del Arenero y su misión es el cuidado de los ríos, las repoblaciones, las actividades relacionadas con la pesca o la concienciación sobre la importancia de nuestros ecosistemas fluviales… Pero sobre todo quiero destacar aquí la importante labor de limpieza de basuras que realizan, no solo en los ríos de la comarca, sino en otros del resto de Asturias y otras comunidades vecinas. Llevan los hombres del Banzao, junto con sus compañeros de Fuentes del Narcea, sacadas de nuestros cauces toneladas de plásticos y otros despojos que, de forma intencionada, dejan bien visibles junto a los contenedores para que la gente los vea y se conciencie con el problema. Porque la retirada de residuos es una de las grandes asignaturas pendientes del mundo rural. Los ayuntamientos tiene que gestionar mucho mejor las recogidas, especialmente de los grandes plásticos de las ganaderías, pero los habitantes de los pueblos tenemos que mentalizarnos de nuestra responsabilidad en el cuidado del entorno. No se trata de echar balones fuera. Las basuras que salen de los ríos las tiran, en su mayor parte, los habitantes de estas zonas. Me comenta Pablo Osendi, responsable de comunicación de la asociación, que si consiguen que una sola persona se conciencie, por cada jornada de limpieza que realizan, creen que esta ya valió la pena. Pues no se puede decir que pidan mucho para tanto como aportan.
Pero nuestros ríos tienen más enemigos que los que lanzan sus basuras a ellos. Creen los miembros de la asociación que las políticas conservacionistas que se aplicaron hicieron mucho daño a estos cauces fluviales. La prohibición de cortar árboles o arbustos de ribera alteró profundamente los hábitats. Una vez más, la visión urbanita del mundo rural, el legislar desde una oficina con bastante desconocimiento del lugar para el cual se legisla, trajo mucho mas daño que beneficio. Se aplicó en Asturias la misma normativa que, pongamos por ejemplo, en Castilla o Andalucía, cuando los ecosistemas son completamente distintos. Así es que en treinta años los ríos sufrieron una alteración total. Un error más del conservacionismo mal aplicado. Pero como a menudo ocurre, la iniciativa particular suple muchas de las deficiencias o errores de las administraciones. Y este es un magnífico ejemplo de ello. Un grupo de hombres que aman nuestros ríos, que los conocen a fondo y que ponen buena parte de su energía y su tiempo libre al servicio de ellos. Muchas gracias por vuestra labor. Todos estamos en deuda con vosotros y especialmente los que habitamos estas maravillosas riberas y nos dormimos todas las noches al arrullo de estas aguas.

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Sobre el autor

Pilar Arnaldo, escritora y profesora de Lengua castellana y Literatura. Como columnista publico mis artículos en El Comercio sobre mundo rural, Suroccidente de Asturias y cultura tradicional


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