Recuerdo hace dos o tres años, estábamos mi sobrina, mi hermana, mi cuñado y yo paseando al Trasgu, tantos para un solo animal a las tantas, cuando las tantas eran ya casi las doce y las doce eran del treinta y uno de aquel año hace dos o tres; y se nos hacía tarde y dije yo algo así como “vamos, que nos van a dar las uvas… nunca mejor dicho”. Casi nos dan las uvas en el desván sin felicitar a la gente que no está. No es que sea tarde, no, es la fecha correcta hoy, o una de ellas. Pero es más tarde de lo habitual en este inundado cobijo de ñoños, desde que todo esto empezara hace dos o tres años, no lo recuerdo.
Casi terminamos otro año y se ha vuelto a pasar volando el bendito. A los “dosmil” no les he visto el pelo, creo que el nuevo siglo entró acelerando y aún no pierde inercia. Y nosotros con él, que remedio, todavía nadie resolvió la ecuación aquella para que la pelota gire en sentido contrario y vayamos como los cangrejos, a recuperar el tiempo perdido. Miraremos para adelante pues. A la inercia que nos llega. Espero que sea bien linda para todos ustedes.
Felices fiestas, gente. Y todo lo demás.