>

Blogs

Daniel Castaño

El desván de los ñoños

El Ñoño se anima

No, no se trata de un estado de ánimo, ni de New York tampoco. El ñoño se anima pero de otra manera, mucho más literal. Partiendo desde el principio nuestro niño del frondoso toupé trasciende su etapa meramente estática y empieza su carrera como actor de la animación, simulando movimientos a base de estarse quieto muy seguido y en distinta posición. Si quieren le ganamos un pasito a la imaginación, pues ya se movía en la mente de la gente en cada tira, página o cómic. Eso sí la voz tendrá que seguir paseando por la azotea de cada cual, pasito a pasito. Las tiras animadas son mudas-con-texto, en una variante (cogida por los pelos), de aquel maravilloso y primerizo cine popularizado por Charlotte, Lloyd y compañía.

¿Qué les puedo contar del ñoño como actor? Pues tiene sus asperezas, sus desplantes del divo novato. Ya se sabe que a esa edad uno no está preparado para el éxito de la gente que no lo mira. Debe costar un montón que de repente y sin venir a cuento la gente te quiera un montón, te pida firmas, te acose por las praderas, te arroje prendas de todo tipo vete a saber con qué poco ñoña intención. Así que sí, nos ha pedido un camerino de chocolate, cerezas en todas las habitaciones, un guacamayo que dé las horas cada cuarto de ellas, que todos los guiones estén en verso endecasílabo, tres tristes tigres comiendo pringles en el mismo salón y un largo etcétera. Estamos negociando pues al menos dos de sus exigencias nos parecen innecesarias y poder jugar a las damas con Bobby Fischer poco menos que improbable. A cambio resulta un artista del método, implacable en el trabajo de campo. Fíjense que la escena con la mariposa parece fácil, pero fácil hubo que repetirla más de sesenta y pico veces, las mariposas no son tan sencillo de amaestrar como pueda parecer a primera vista, no. Siempre un aleteo de más, un pétalo de menos, una muerte de más, un coleccionista de insectos de menos. Terrible. Pero al final todo confluyó en una obra con gran impacto emocional y visual, sin duda ninguna.

¿Es esta historia el comienzo de una serie? Quién sabe. Depende de mucha cosas, el deseo de un espíritu libre pertinaz, el peso omnipresente del vil pecunio, la lluvia caprichosa. Si la gente que no permanece permanece atenta es posible que vea algo moverse otra vez.

Y, ya saben, estará en falso 2D, que siempre ayuda.

Sobre el autor

Por si a alguien le importa lo bastante como para reclamar, aquí presento las señas: Daniel Castaño, ilustrador, dibujante de cómics, humorista gráfico, farolero y ñoño practicante. Nací en el sur, allá abajo de casi todo, en un lugar tan chico como bien lindo al oriente de su homónimo cauteloso. Asturiano por parte de mi padre Aniceto y gallego de mi madre Amalia, adoptado por la tierrina hace tanto que ni me acuerdo. Estudié en la Escuela de Arte de Oviedo, y trabajé algunas veces aquí, en El Comercio, y algunas veces allá, en Gráficos y otros sitios perecederos. Ahora tengo treinta y unos cuantos, aunque me gusta aparentar que no me importa aparentar bastante menos de lo que me gustaría. En realidad allá por los 16 encontre mi cima, creo. Con eso y con todo me paso la vida dibujando. De chico pensaba que para cuando tuviera edad de merecer, podría ver los frutos de mi inversión en tanto tiempo perdido entre dibujos. Perdido, que no añorado. Cuando llegue a esa edad, se lo cuento.


abril 2011
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930