Cuando siempre se le espera, nunca está de más. Cuando lo que siempre llega en estas fechas son buenos deseos de felicidad, la redundancia hasta es plausible, hasta se la echaría de menos de no llegar. Alcanzamos la orilla de otro año con propósitos de enmienda, bombones de coco, decisiones aplazadas, dudas existenciales, tiempo para pensar, y hasta alguna cosa seria a cuestas. Son tiempos de resúmenes, qué poco me gustaban en el colegio. Mi resumen es que, por lo menos, pueda seguir estando con los mismos, con los mismos que quiero estar. Sed felices.