Allá por 1970 la Administración española estaba excesivamente centralizada. Era necesario repartir competencias y flexibilizar su funcionamiento. Por desgracia, en vez de reorganizarla de una manera más razonable, lo que se hizo fue trocearla en porciones más digeribles y así autonomías, diputaciones y ayuntamientos se repartieron el pastel, convirtiéndose en otros tantos comederos destinados al […]