Dentro de poquito más de un año habrá otra vez elecciones locales y autonómicas y el ambientillo se caldea. El resultado es dudoso, unos pocos votos pueden suponer mucha diferencia y provocar cambios importantes. Nuestra circunscripción occidental ya no puede seguir siendo ignorada y es previsible que haya un incremento importante del turismo político. No es que este tipo de turismo de lujo interese mucho a nuestra economía, porque sólo es cada cuatro años y tenemos que pagarlo los ciudadanos de a píe para que los ciudadanos de a caballo puedan venir a tratarnos de burros.
Claro que el proceso de asnalización ya lleva mucho en marcha. Hace un tiempo, por ejemplo, cogieron varias partidas de gastos de mantenimiento, reparación, renovación por obsolescencia y otros corrientes, los empaquetaron bien forrados en literatura y demagogia y nos los presentaron como nuestro plan de salvación: El Plan del Suroccidente. Ya dije en su momento lo que me parecía esa tomadura de pelo, pero ahora (¡Vuelta la burra al trigo!) vienen sacando pecho con lo mucho que han cumplido de ese plan. Supongo que esperan que estemos agradecidos de que hayan mandado esparadrapo al hospital y no tengan que pedirles la cinta aislante a los electricistas para hacer las curas o de que, de ralo en ralo, tapen los baches de las carreteras en vez de alquilarlos para plantar berzas (¿genial iniciativa!). No creo, sin embargo, que haya mucho de lo que alegrarse en tales planes, porque lo que de verdad planea es el Suroccidente; “planea” en el cuarto sentido que le da la RAE a esta palabra: “Volar hacia abajo sin motor”.
De todos modos, esta enésima entrega de la divertida comedia “¡Vótame como puedas!” promete ofrecernos otros muchos episodios tan esperpénticos como este. Habrá visitas estrella, inauguraciones espectaculares, promesas increíbles, sonrisas deslumbrantes, tortillas y excursiones. Compren un saco de palomitas, pónganse cómodos y échense unas risas. Inversiones de verdad no habrá; la comarca pasará del “planeo” a la caída en barrena; pero el humor, que no se pierda.