A lo largo del proceso de liquidación de la minería del carbón he escrito múltiples artículos denunciando las injusticias, arbitrariedades y abusos que los afectados hubieron de soportar. Nunca he puesto en duda que los métodos de generación de energía a nivel internacional deberían cambiar. A estas alturas hasta los más recalcitrantes admiten que, si no dejamos de hacer barbaridades con el medio ambiente, lo pagaremos muy caro. Pero, evidentemente, las medidas deben tomarse a nivel mundial o no servirán para nada. Soto de la Barca y Pekín están en el mismo planeta y la contaminación en una acaba afectando a la otra.
Curiosamente, la bandera verde del ecologismo y la eficiencia ha sido utilizada en España por especuladores (con la connivencia de sucesivos gobiernos) para tapar el expolio del país en beneficio de unos pocos. ¿Cómo si no explicar que se cerrasen apresuradamente las minas de aquí y se siguiese importando carbón para las térmicas? ¿Contamina menos, transporte incluido? ¿Perder divisas mejora la economía nacional? De risa … o de juzgado. A pesar de lo cual, todos recordamos políticos, expertos y opinadores que salieron raudos a defender lo indefendible.
Quizás la tan mentada “transición ecológica” consista en eso: en pasar del Gobierno al consejo de administración de una eléctrica. “Transición” sí que es, aunque no novedad, porque esto ya ha venido sucediendo legislatura tras legislatura. O quizás sea otra cosa, porque hemos entrado en una nueva fase. Ahora ya no se conforman con importar el carbón. Ahora cierran las térmicas aquí, construyen otras en Marruecos e importan la electricidad. Y los chicos y chicas del Ministerio para la Transición Ecológica sin enterarse hasta que saltó la liebre en Bruselas. Estarían ocupados repartiéndose futuros sillones.
Se ve que a los españoles nos queda cada vez menos jugo y que los que nos están exprimiendo son insaciables, porque cada vez nos estrujan con más fuerza y más descaro. Pronto sólo seremos un gajo seco, listo para la basura. Ni siquiera necesitarán llevarse en dinero afuera; ya lo tendrán allí.