Dirigir la Vicepresidencia para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico debe de ser como hacer encaje de bolillos con guantes de boxeo. Y es que, paradójicamente, no hay mejor modo de triunfar completamente en la primera tarea que fracasar completamente en la segunda. De hecho, este método ya ha sido probado en nuestra comarca. Nos han quitado las minas y las térmicas, el tráfico ha disminuido en picado y la industria va por el mismo camino. Un triunfo inapelable: Transición Ecológica 10 – Reto Demográfico 0.
Por la saña con que se lanzaron a por nuestra tierra, cualquiera diría que éramos los que poníamos en peligro el equilibrio del planeta. Pero nada más lejos de la realidad. Para cada partícula de humo que salía de las chimeneas de Soto del Barco, había un montón de plantas esperando para procesarla y eliminarla. Cada hoja de cada árbol, cada brizna de hierba de nuestros prados, cada hilera de lechugas dispuesta en parada militar en nuestros huertos, hasta cada horda de condenadas ortigas invasoras colabora contra el cambio climático.
Nunca fuimos productores netos de CO2, todo lo contrario. Cada pincelada, cada matiz del verde que da esplendor a nuestros valles fue pintada con el dióxido de carbono extraído de la atmósfera, millones de toneladas frente a las miles emitidas. Fuimos cabezas de turco, no culpables. Ahora resulta que importamos desde las térmicas de Marruecos la electricidad que antes se producía aquí; una sangría de divisas para conseguir una energía generada de manera mucho más contaminante y sin pagar cuota alguna por ello. O la arena del desierto tiene unas propiedades de absorción hasta ahora desconocidas o nos han tomado el pelo.
Y, mientras la Comunidad Europea favorece con los fondos para la “Transición Ecológica” precisamente a aquellos países que no la han hecho, aquí una ministra ha salido a decir que “quizás nos hayamos precipitado un poco con los cierres”. Pero nadie ha asumido responsabilidades, nadie ha dimitido y nadie ha ido a la cárcel. Seguimos siendo un país de pandereta.