No pudo ser. El premio de Pueblo Ejemplar de Asturias se va al Oriente este año. Ni Allande ni Moal han podido ver sus esfuerzos culminados con el éxito. Es lógico sentir una cierta decepción y una sensación como de resaca después de todos estos meses de ajetreo. Pero éste es sólo un pequeño revés, un paso al lado (que no atrás) que tenemos que asumir. Sólo queda felicitar a los ganadores y volver a la tarea. Ellos hubieron de presentarse seis veces para conseguirlo, no son mal “ejemplo” de constancia para copiar. Cuando persigues un sueño, no importa las veces que caigas, lo importante es que cada vez aprendas algo y vuelvas a levantarte.
De ningún modo debemos pensar que todos nuestros desvelos han sido en vano. La labor realizada, los apoyos conseguidos y el espíritu de trabajo en común están ahí y ahí seguirán para que podamos continuar construyendo sobre ellos, tanto en este asunto como en otros. El futuro de nuestra comarca no puede quedar al albur de decisiones ajenas. Saldremos a flote o nos hundiremos por la fuerza de nuestros brazos. Si alguien aparece a echarnos una mano, bienvenido sea, pero seremos ilusos si esperamos que los tirones hacia arriba superen a los empujones hacia abajo. Porque, últimamente, las declaraciones de nuestros dirigentes están tan llenas de buenas palabras como sus decisiones, llenas de malos hechos. Hablan de “proteger el medio rural”, pero luego se dedican a amargarnos la vida a los que vivimos aquí a base de prohibiciones y trabas, de modo que parecen querer protegerlo de nosotros, echándonos. Dicen que hay que ” fijar población”, pero sus disposiciones parecen más encaminadas a evitar a toda costa que alguien pueda establecerse aquí y crear un negocio, de manera que la población se fije en el Centro. Si hemos empezado a levantar cabeza ha sido gracias a nosotros mismos y, si queremos llegar a ponernos en pié, tendremos que seguir sudando. De Oviedo sólo vendrán a hacerse fotos y colgarse medallas cuando toque.