Durante las pasadas heladas, mi humilde pueblecito asomó a las páginas de El Comercio debido a un pequeño accidente de tráfico. Dos coches resbalaron sobre una plancha de hielo y chocaron levemente de lado. Por fortuna, sus conductores, usuarios cotidianos del tramo, conocían el peligro e iban muy despacio. Parece ser que los encargados de echar la sal en la peligrosa curva no habían podido trabajar por culpa del hielo en la calzada; algo así como si las lanchas de salvamento marítimo no pudieran salir cuando la mar está picada. Al día siguiente vi un camión con luces destellantes parado en la carretera y supuse que estarían por fin esparciendo sal. Como tardaban mucho, temí que se hubiera estropeado y que la estuvieran echando con un salero. Pero no, cuando se apartaron vi que habían estado colocando una señal con una “S” que advertía de la siguiente curva; una, ni mejor ni peor que las decenas que encuentras más adelante. Curiosamente, el verdadero peligro está antes de la señal, una semicurva pendiente y sombría, que en invierno suele convertirse en una pista de patinaje complicada de transitar.

Visto lo que hicieron en la AS-15, o bien la Consejería intenta ayudar a Alcoa y Arcelor comprándoles la producción, o bien recibieron una oferta irrechazable de chapitas y no saben dónde colocarlas. Porque, para estas carreteritas locales, sólo hay cuatro tipos de señales: las que indican direcciones y nombres de los pueblos, las de Stop, las inútiles y las estúpidas. Y eso sólo para los escasos forasteros que nos visitan; para los habituales, entran todas en la categoría de invisibles. Deberían usar nuestro dinero en cosas útiles como limpiar los arcenes, tapar los baches y mejorar los firmes (que hace mucha falta) y reemplazar tanto letrerito tonto por unos bien grandes en las salidas de las autopistas que digan: “Está usted entrando en la Asturias rural. Las buenas comunicaciones terminan aquí. Vaya con cuidado, tierra peligrosa”.  Y poner unas casetas para repartir folletos con instrucciones y normas básicas de supervivencia.