Como el actual panorama político parece bastante confuso, intentaré arrojar algo de luz sobre él utilizando dos herramientas de análisis poco conocidas: las matemáticas y la lógica. Merced a ellas, rápidamente se llega a la conclusión de que ningún gobierno futuro será viable sin el PSOE, que necesitaría, además, el apoyo de otro de los partidos nacionales; descartando de entrada a Vox, las diferencias estéticas son demasiado notorias. También debemos descartar al PP. A pesar de que juntos y en buena armonía han gobernado este país durante cuatro décadas, en este momento sus relaciones pasan por un bache y fingen no conocerse.
De las dos opciones que quedan, un acuerdo con Ciudadanos sería la que mayor estabilidad aportaría, pues aseguraría la mayoría absoluta sin necesidad de nadie más. El famoso “cordón” no representaría ningún problema. Igual que el umbilical, que se corta tras el parto para convertirse en ombligo, el “sanitario” se elimina tras el pacto para convertirse en carteras ministeriales. El problema es que ahora mismo Ciudadanos aspira a aprovechar la debacle del PP para liderar la derecha española y un acuerdo de gobierno con los socialistas resultaría un poco difícil de tragar para sus potenciales votantes, salvo, quizás, como un “supremo sacrificio” para preservar la “unidad de España” y evitar que el Gobierno sea “rehén de los independentistas”.
El acuerdo con Podemos, en cambio, no suma suficientes diputados para llegar a la mayoría y requeriría de otros partidos. Es más, salvo cambios debidos al voto rogado, aunque consiguiesen el apoyo del PNV, Coalición Canaria y el partido de Revilla, se quedarían a un voto, Pedro Sánchez no podría salir elegido en la primera votación y necesitaría que al menos un diputado se abstuviese (o no estuviese) en la segunda para lograr la Presidencia. Esto último sería más factible, pero mantener unida esa coalición de seis partidos sin que se líen a tortas a las primeras de cambio sería todo un reto. También podrían pactar con Esquerra, pero dejaremos eso para otro día; no hay prisa.