Cuando oí que, según un reciente estudio, los humanos, especialmente los jóvenes, están desarrollando un bulto en el cráneo a causa del tiempo que pasan mirando el móvil hacia abajo, pensé que sería uno de esos chistes que circulan por Internet. Pero lo comprobé y encontré el artículo en la edición digital de un importante periódico, no del 28 de diciembre y sin ningún rastro de humor de humor. Como está de moda reescribir la historia y resucitar en gloria a controvertidos personajes del pasado, parece que le ha tocado el turno a Lamark.

Este sabio francés, para explicar la enorme diversidad de las especies, afirmó hace dos siglos que a las jirafas les crecía el cuello de tanto estirarlo para alcanzar las ramas. Esta teoría fue desmentida posteriormente por el evolucionismo, primero, y por la genética después. Retomarla ahora alegremente, tras doscientos años de pruebas en contra, demuestra los estragos causados por la LOGSE.

Si esto fuera así, los agricultores asturianos ya habrían desarrollado un contrapeso en la barbilla y vértebras especialmente flexibles a base de mirar al cielo cada fin de primavera y negar con la cabeza: “¡Otro año igual! ¡No puede ser!”. Es más, dado que este comportamiento característico lo comparten con los aficionados de los dos principales equipos de fútbol asturianos, los agricultores del Oviedo o del Sporting, para mediados de julio, ya tendrían que haber reemplazado los cartílagos del cuello por cojinetes de bolas.

Darwin, en cambio, afirmaba que las jirafas de cuello largo tenían más posibilidades sobrevivir lo suficiente para tener crías a las que trasmitir sus características y que eso era lo provocaba el cambio. En este caso, el refuerzo maxilar y la flexibilidad cervical tienen más probabilidad de pasar a la generación siguiente ya que la desdicha lleva al consuelo mutuo y éste favorece la reproducción. En cambio, los jóvenes que se pasan el día mirando al móvil tienen muchas más posibilidades de tropezar con una farola que con una pareja, lo que, a efectos reproductivos, es un serio hándicap.