Me dejó perplejo la afirmación del Tribunal de Cuentas de que la gestión de los Fondos Mineros no fue todo lo transparente, cuidadosa y honesta que debería haber sido. Nunca lo hubiera imaginado. Siempre creí que haber pagado a precio de mármol de Carrara centros de interpretación hechos de hormigón, ladrillo y contrachapado fue culpa de las fluctuaciones de la oferta y la demanda (buenas ofertas bajo las mesas en los despachos y ninguna demanda sobre las mesas en los juzgados). También creía que, si había algún dinero negro, era culpa del asfalto empleado en las pistas y que, si estas, curiosamente, siempre pasaban junto a las fincas de los votantes del partido, era por culpa de la orografía del terreno, que siempre favorece a los que mandan.

Me ha maravillado la celeridad con la que el Tribunal ha esclarecido estos hechos ocurridos hace apenas dos o tres décadas. No me extrañaría que, en próximas entregas, destaparan las irregularidades en las cuentas del Gran Capitán y descubrieran quien financió la guerra de Troya. Es más, a ese ritmo, es posible que nuestros nietos lleguen a conocer un día los trapos sucios del Musel, el Huca o el Calatrava. Otros chanchullos más actuales tendrán que esperar, obviamente, a nuestros bisnietos.

Nuestro actual Gobiernín ha dicho que no entra a valorar la labor de ejecutivos anteriores, así que todos los elogios, homenajes y recompensas que les llovieron hasta la fecha a los autores del desaguisado debieron ser fruto de nuestra imaginación calenturienta. O tal vez se les olvidó añadir que no se hacen valoraciones cuando son necesariamente negativas y afectan al propio partido. Eso sí, me enterneció que citaran al inspector Holmez de Superlópez: “¡Sospechoso, tomo nota!”. Aunque también me preocupa, porque “tomar nota” desde la crítica implica voluntad de enmienda, de corregir el desbarajuste; en cambio, desde la complacencia, implica voluntad de reincidir. Y, como serán ellos los que gestionen los fondos de Transición Ecológica, a ver si, además de tomar nota, nos toman otra vez el pelo.