Cuando vaya usted a Versalles no deje de visitar la calle David Arias.
Tiene fácil localización. Partiendo de la calle Pelayo, se cruza Covadonga –deducción de cajón, históricamente hablando– para seguir avanzando hacia La Reconquista –como no podía ser de otra forma– que se igualmente se cruza atravesando el parque versallesco, hasta llegar a La Paz (imposible que tuviera otro nombre, esta calle, después de tan batallador, como sofocado, paseo). Ya en ella, gire serenamente, a la izquierda (geográfica, se entiende) y en esa dirección y la primera a la izquierda –reitero que son caprichos encabronados del callejero– está en la calle David Arias.
Esto, me hace recordar que en la Historia de Avilés, hay dos destacados escritores de nombre David, con Arias como primer apellido. Son padre e hijo.
El primero, David Arias García, nació en Riberas de Pravia, en 1855, pero se trasladó a Avilés, donde se casó y ejerció de abogado, al tiempo que colaboraba en ‘La Voz de Avilés’. Es un notorio notario de la historia avilesina, de la que da cuenta en su impagable ‘Historia general de Avilés y su concejo’, estudio de años de investigación en el Archivo Histórico, con el que ganó los Juegos Florales de Avilés, de 1892. El galardón, incluía un pequeño premio en metálico y la publicación de la obra premiada.
Las anecdóticas pesetas, cobrar cobrólas, pero de la edición del texto, tararí que te ví. Hasta que años más tarde, en 1973 tomó cartas en el asunto su hijo David, pagando la impresión del libro. Años más tarde, en 2007, el Ayuntamiento avilesino, reeditó por duplicado (episodio inaudito) el libro en cuestión.
Este David Arias Rodríguez del Valle, nacido en Avilés, en 1890, hereda de su padre, la profesión de abogado, la colaboración en ‘La Voz de Avilés’, la afición literaria y la práctica política, primero en el Partido Reformista y más tarde en Izquierda Republicana.
Aunque el patriarca, que fue concejal, nunca había llegado a alcalde de Avilés, sí lo sería su hijo –en dos ocasiones– y, en ambas, elegido democráticamente. Pero, en las dos, expulsado del poder por situaciones antidemocráticas, una por la dictadura del general Primo de Rivera y otra por la violencia que trajo consigo la Revolución de Octubre del 34. Hay que decir que plantó cara ante las derivas de ambos hechos históricos. Y también que, con motivo, de la contienda civil de 1936, tuvo que exiliarse, con su familia, en México. Un episodio aparte.
Queda claro, pues, que hubo dos David Arias enla Historiade Avilés: David Arias García, historiador, y su hijo David Arias Rodríguez del Valle, alcalde en dos legislaturas.
Y como ninguno de ellos tenía reflejo de reconocimiento público en el callejero local, el Ayuntamiento avilesino trató de reparar, en 1985, tal injusticia.
En el acuerdo municipal del pleno del 16 de mayo de ese año, el portavoz del gobierno local (PSOE) argumentaba (y así se puede leer en las Actas correspondientes) las virtudes del personaje (al que se refiere como David Arias, a secas) para demostrar sus merecimientos a tener una calle, enfatizando que: «fue alcalde de Avilés en dos ocasiones, escritor, autor de libros y fundamentalmente una Historia de Avilés… quizás la más completa que existe».
La oposición no argumentó nada en contra (cosa extraña, porque el callejero, origina sonadas trifulcas verbales), y se tomó el acuerdo (confundidas ambas partes) de dar el nombre de una calle, a un personaje que nunca existió, pues se mezcla y confunde merecimientos de padre e hijo, creando –por tanto– un personaje ficticio.
La calle no tiene ni un solo portal de viviendas, solo portones de garajes. Es una de más despendoladas, desangeladas y deslucidas de Avilés, algo que causó dolor a su familia, residente en México, con ocasión de una visita a España.
De ahí que, el 10 de abril de 2003, el Ayuntamiento tomase la decisión de reparar este hecho dando el nombre del paseo central al ‘Alcalde David Arias’, en el parque de Las Meanas.
Actualmente hay claridad con el hijo. Pero ocurre que, ahora habría que hacer justicia al padre, David Arias García, el famoso historiador.
Mientras, actualmente, la calle rotulada como David Arias, sigue en su lugar del barrio de Versalles, lo que la convierte en la calle más confusa y difusa de Avilés: aquella que no pertenece ni al padre ni al hijo, aunque puede que sí que al espíritu santo… Espíritu santo burocrático, quiero decir. Aquel que reina, en las administraciones oficiales, por los siglos de los siglos…
Me niego a decir amén.