Hoy es 26 de agosto de 2012 y esto es Avilés. Lo se porque al levantarme y subir la persiana divisé, al fondo a la derecha, las torres gemelas, de47 metrosde altura, de la iglesia de Sabugo.
Un templo, cuya primera piedra se puso, no el 26 de agosto de 1895 como algunos escriben debido a una errata del histórico ‘Diario de Avilés’, sino el 27. Ocho años después, al inaugurarse, daría un toque de modernidad a los históricos edificios religiosos locales. La iglesia nueva (que sustituyó como parroquia a la construida en el siglo XIII, en la plaza del Carbayo) se consagró a Santo Tomás de Canterbury –santo inglés con dos templos en Avilés, y ahí queda eso– también conocido como ‘Becket’, cuya historia protagonizó en la gran pantalla Richard Burton.
De cine es el 26 de agosto de 1978, cuando se inauguraron las salas ‘Chaplin’, proyectando películas, entonces llamadas de ‘arte y ensayo’, y que iban desde las de Bergman y compañía a las de ‘destapes’ de intelectuales generalmente finos y afines, tipo Bertolucci. Los ‘Chaplin’, abiertos en tiempos de la transición política española, estaban prácticamente escondidos, en un patio interior de la calle Juan XXIII. Mira tú por donde, lo bien que cuadra todo.
Terminada la transición (o eso dicen) y en otro 26 de agosto, éste de 1990, se puso en marcha el polideportivo de Los Canapés. Avilés seguía modernizándose, esta vez al lado del monumento avilesino más abandonado y escondido de todos los tiempos.
Tapada también estaba, y está, así la capilla de Las Alas, en la que durante mucho tiempo se reunió del Ayuntamiento avilesino. La sesión del 26 de agosto de 1670 fue histórica, porque en ella se adjudicaron las obras para construir un edificio que albergase el gobierno local. Se levantaría fuera de las murallas, en lugar poblado de álamos y robles, entre las calles de La Fruta y La Ferrería.
Desde entonces, allí sigue plantado el Ayuntamiento, que un día decidió declarar hijo adoptivo al escritor Armando Palacio Valdés, quien agradeció el honor con un gracioso escrito publicado en ‘La Voz de Avilés’, del 26 de agosto de 1913, donde entre otras cosas decía:
« ¿Hijo adoptivo yo, que me batí innumerables veces a pedradas con las huestes de Galiana, que naufragué más de una y más de dos entre Recastrón y Sabugo? (…) Imagino que las piedras de Rivero se alzarían indignadas si alguien me llamase hijo adoptivo y no legítimo de Avilés». Un autor literario de muchos bigotes.
Y es que Avilés da para mucho, incluso para tener a una foca sin bigotes (su estatua no los tiene), como uno de sus símbolos. Precisamente y basado en este icono dimos un toque revolucionario al internacional fenómeno artístico conocido como Cow Parade (Desfile de Vacas). Fue cosa de la Escuela de Cerámica avilesina y veinte destacados artistas, que consiguieron ‘inventar’, un 26 de agosto de 2009, lo que entonces califiqué como Seal Parade (Desfile de Focas).
Una pasada, lo de aquellas veinte focas pastando, durante meses y al verano siguiente, en el parque de Ferrera. Recientemente se hizo público que exportaremos, en otoño, el Aviles’ Seal Parade a la ciudad atlántica de Saint-Nazaire, Francia. Algo histórico.
Todo lo cual dejo por escrito hoy, un 26 de agosto. De 2012.