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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

Una Infanta de España y una estatua de Avilés

Pedro Menéndez de Avilés, quinto Adelantado de La Florida, donde fundó, en 1565, San Agustín deLa Florida, –hoy, la ciudad más antigua de los Estados Unidos de América– tuvo su recuerdo histórico, un tanto en tinieblas, hasta finales del siglo XIX.

Fue entonces cuando, el famoso erudito, y académico granadino Aureliano Fernández-Guerra –el mismo que le negó autenticidad al Fuero de Avilés (controversia kilométrica de episodio aparte)– desempolvó la figura del avilesino, escribiendo aquello de: «Al Adelantado y Con­quistador deLa Florida, Pedro Menéndez de Avilés, el más excelente y atrevido marino del siglo XVI, España le debe un monumento, la historia un libro y las musas un poema».

A partir de ahí, la figura histórica del navegante entró en un proceso de aceleración. Poemas no me constan, pero si unos cuantos libros que trazaron su semblanza. Y una estatua.

En Avilés, los persistentes escritos del periodista Julián Orbón (hermano del compositor musical Benjamín), sobre la necesidad de honrar –con un monumento– a Pedro Menendez, dan fruto en 1916 cuando el Ayuntamiento se implica en el proyecto y decide levantarle una estatua en el parque del Muelle.

Convocado un concurso, resultó elegido el boceto presentado por el artista valenciano Manuel García Gonzá­lez (‘Garci-Gonzá­lez’), un conjunto escultórico, de 60 m2, con cuatro zonas ajardinadas sobre las que reposan cañones de época, que rodean a la peana sobre la que se yergue la estatua, en bronce, del Adelantado, de 2,5 m. de altura y 436 kilos de peso.

Se inauguró el 23 de agosto de 1918. Un acto que presidió la Infanta de España Isabel de Borbón (más conocida como ‘La Chata’, personaje muy popular por sus gustos llanos y espontaneidad). Venía en representación de su sobrino, el Rey Alfonso XIII, y acompañada de un séquito donde destacaba José Francos Rodríguez, ex-ministro y ex-alcalde de la capital española.

La Infanta se trasladó desde el palacio de Ferrera, lugar de pernoctación, a la iglesia de Santo Tomás de Canterbury, donde a las 10 de la mañana se celebró una misa de réquiem en memoria del Adelantado, oficiada por el Obispo de Oviedo, Francisco Baztán, y asistido por los párrocos de San Nicolás y Sabugo, Gumersindo González y Manuel Monjardín.

A continuación se encaminaron al parque del Muelle para proceder a la inauguración.

Hay que decir que el nuevo templo de Sabugo y sus alrededores no estaban tal como los conocemos ahora. Era un lugar descampado, de constante paso del ganado, que si cuadraba hacía sus necesidades, como fue el caso. Por allí enfiló la Infanta y su séquito.

Llegados a este punto tengo que resumir, en uno, los tres testimonios (escrito y orales) con los que cuento.

Fue todo muy rápido: Un avispado funcionario del Ayuntamiento, que iba en la avanzadilla, marcando el recorrido del desfile, avistó ‘peligro en tierra’ y girándose avisó, con la voz bastante más alta de la cuenta:

-¡Señor Alcalde! ¡Mierda en suelo!

Los ayudantes de la Infanta lo fulminaron con la mirada, sin tiempo a reaccionar ante lo que vino a continuación, y que fue cuando la primera autoridad municipal –José Antonio Guardado Muñiz– acercándose más de la cuenta a la ilustre visitante, la cogió del brazo, al tiempo que le advertía, de modo no sujeto al obligado trato de protocolo (o sea Alteza Real):

-¡Cuidado, Isabel! ¡Apártese, que hay boñiga en el suelo!

Y la ilustre dama –que contaba, entonces, con 67 años de edad– consiguió, por el tirón del Alcalde, evitar el emplaste vacuno. Gracias a la diligencia municipal. Que conste. Para que luego digan.

23 de agosto de 1918. Inauguración.

Por fin alcanzaron las terrosas y ‘nuevas’ calles de La Cámara,La Muralla y finalmente el parque del Muelle.

Por lo demás la inauguración transcurrió con la pompa y boato acostumbrado y la Infanta Isabel y acompañantes regresaron a Madrid como vinieron: en tren, moderno medio de transporte con el que contaba la ciudad, desde 1890.

Cuentan, que desde entonces, Avilés empezó a ser conocida, también, como ‘La Villa del Adelantado’.

Y colorín colorado, este episodio ha terminado.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


octubre 2012
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