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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

La película de los cines de Avilés

            Parece mentira, visto desde hoy, pero hubo un tiempo que en Avilés existieron y coexistieron muchas salas donde se podía ver, previo pago en taquilla, cine en gran pantalla, como Dios manda, que decía Luis Buñuel cuando quería incordiar.
           Aquel invento de imágenes en movimiento, que en 1895 los hermanos Lumière habían presentado en París –sitio estándar para dar a luz – ya estaba en Avilés en el verano siguiente y fue en un local de la calle San Bernardo donde tuvo lugar la primera sesión cinematográfica de la historia local.
           Después de pasar por asombrosa atracción de barraca de feria, las proyecciones se fueron incorporando a lugares de ocio. En Avilés, comenzando el siglo XX, el popular café Colón ofrecía cine a su clientela, pero fue el Teatro-Circo Somines (también conocido como La Peña) quien comenzó a regularizar y monopolizar la oferta de calidad. Situado en la calle Cuba (en el solar ahora ocupado por el centro comercial El Atrio), ofrecía espectáculos de ocio de todo tipo y el cine entró en esa oferta, cuando los americanos comenzaron a atizar la caldera de Hollywood, negocio redondo a todo trapo.
           Cuando en 1909 fue inaugurado el pabellón Iris, episodio aparte, el cine era ya la principal oferta entre los espectáculos que ofrecía esta nueva sala que Armando Fernández Cueto había diseñado con sorprendente arquitectura, en la calle de La Cámara. También el teatro Palacio Valdés ofrecería alternativamente sesiones de cine.
           Pero no fue hasta 1941, y en esa misma calle, cuando se abrió el Florida primer edificio construido expresamente como cine, es decir «sala donde como espectáculo se exhiben películas cinematográficas». Situado a un costado de la iglesia Nueva de Sabugo el local (681 localidades) ofreció miles de películas hasta su cierre como cine –ya que luego fue discoteca, más tarde se deslizó como cita de alterne con señoras de moral distraída y finalmente café– el 10 de noviembre de 1983, con la película ‘La guerra del hierro’, en unos tiempos en que muchos estábamos en aquello de ‘Salvar a ENSIDESA es salvar a Asturias’.
           En la década de los cuarenta, también se abrieron los cines Marta y María y  Clarín. El primero, construido a costa de la barbaridad de demoler el interior del precioso palacio que García Pumarino había hecho construir en el siglo XVIII. Tenía 955 localidades y fue el último cine de Avilés que ‘aguantó’ proyectando películas hasta 2013.
            El Clarín, inaugurado el 1 de octubre de 1949, con la proyección ‘Débil es la carne’, interpretada por Rex Harrison y Maureen O’Hara, fue la sala más chic entre todas las que funcionaron en Avilés. Estaba también en la calle La Cámara y en vecindad con otras dos: Iris y Florida. En un episodio anterior, publicado en LA VOZ DE AVILÉS el 6 de octubre de 2013 y titulado «La plaza de La Merced, milagroso jardín cinematográfico», se explica más detalladamente este curioso hecho.
           En la década de los cincuenta, y en paralelo al descomunal aumento de población surgieron más cines en los nuevos barrios construidos para albergar la enorme cantidad de inmigrantes que llegaban a la ciudad al reclamo de la gigantesca industria metalúrgica. Son los casos del cine María Alicia en Valliniello, del María Esther en la parte baja de Llaranes, o del Patagonia en Miranda,  nombre que supone un homenaje al indiano José Menéndez ‘El rey de la Patagonia’, nacido en este mágico lugar de la parte alta de Avilés.
           Un fenómeno aparte fue el Ráfaga (acrónimo de su propietario Rafael García) que situado en Villalegre fue lugar de sonados estrenos de superproducciones: ‘Los diez mandamientos’, ‘Ben Hur’ etc que llenaron, durante días y días, aquella sala de 716 butacas. Y a donde los avilesinos del centro urbano, acudían andando o en transporte público (primero tranvía y luego autobús). Los de Llaranes y La Luz lo tenían más a mano.
           El espectacular aumento de salas cinematográficas estaba justificado por el jugoso beneficio, pero hubo abusos de abandono. En la revista ‘Ensidesa’, de diciembre de 1963, y firmado con el pseudónimo ‘Gave’, un artículo titulado ‘Los cines de Avilés’ denunciaba que «el Palacio Valdés está a punto de ser una barraca de feria con aspecto monumental… El Florida es insalubre, incómodo y acongojante. El Marta y María, idem de idem».
           Por entonces el cine arrasaba como propuesta de ocio, cosa que se acabó cuando llegó la televisión y comenzó a esclavizar al personal en sus casas, o en los bares. Y eso ocurrió entre mediados de la década de los sesenta y principios de los setenta. A partir de entonces comenzaron a cerrar cines.
           Pero como aún no había llegado el vídeo, ni la informática, siguieron abriendo otros como el Victoria en el barrio de La Carriona. Versalles tampoco se quedó atrás con su cine Canciller, que terminaría siendo local eclesiástico (un milagroso episodio aparte) y en el centro urbano el Almirante (la mayor pantalla de Asturias, decía su publicidad) y los Chaplin, novedad de mini salas cinematográficas que ofrecían ‘películas difíciles’ o de Arte y Ensayo. Esto y los ‘cine–forum’ locales son también episodio aparte.
           Pero ya había comenzado la caída en picado del cine comercial, que terminó capotando en 2013. Ahora la tele y la informática (pantallas y tabletas) nos ofrecen cine abondo, pero nos hunden en el fondo de un sofá.
            El cine comercial en el concejo de Avilés, es una larga película que, basada en un invento del siglo XIX, comenzó su navegación mercantil con el XX -donde alcanzó su plenitud- para terminar varado un verano del XXI, en un antiguo palacio barroco del siglo XVIII de la calle Rivero.
            The End.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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