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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

La Escuela de Artes y Oficios

(Esta institución avilesina fundada en 1878 es, hoy, uno de los referentes históricos de la formación profesional).
            Recuerdo aquel chascarrillo de una editorial española que se planteó eliminar a uno de los tres hermanos Karamazov para que la novela de Dostoievski fuera más breve y por tanto más barata, o sea un producto más rentable pues abreviando el contenido se economizaba el continente. Y encima lo justificaba moralmente porque, decía, era por dar más facilidades para el acceso a la cultura de los más humildes
            A este tipo de afiladas y encoñadas anécdotas era muy dado el poeta, memorialista, editor y senador español Carlos Barral con quien estuve dándole al pinrel por el casco histórico, el último día de marzo de 1982 y en el que aún quedándose sorprendido por el despliegue arquitectónico que observó desde –y en– la plaza de Álvarez Acebal de las calles Galiana y San Francisco, palacio de Balsera, claustro de San Nicolás… lo que dejó asombrado al intelectual catalán fue la Escuela de Artes y Oficios, y no por la desmesura arquitectónica del edificio -que también- sino por los datos que vio y que demostraban el potencial cultural popular que la Villa avilesina tenía ya de antiguo. Y es que llama la atención, de cualquiera, cosas como las de aquella Academia Filarmónica (El Liceo) de Avilés fundada en 1840, dos años después de haberse constituido la de Madrid y tres años después de hacerlo la de Barcelona, Valencia y Granada. Choca mucho que una pequeña villa asturiana –rondaba entonces los 8.000 habitantes– se pusiera en paralelo, en cuanto a formación musical, con las principales ciudades de España.
            La Sociedad Protectora de Artes y Oficios nació en ese clima de impulso. Lo hizo a instancia de un grupo de avilesino en 1878 –año en que se terminó la construcción de la plaza Nueva, hoy de Hnos. Orbón, pero siempre plaza del Mercado– y fue constituida con impulso económico municipal, para proporcionar un nivel básico de conocimientos a las clases medias y bajas.
            Comenzó a funcionar en 1879 en el antiguo Convento de San Francisco, entonces un cajón de sastre que acogía a sociedades de todo tipo. Fueron, este convento y el de La Merced durante el tiempo que estuvieron desacralizados, edificios multiusos con una mezcolanza de actividades y activos digna del Macondo de los ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez.
            Su primer director, y hasta 1919, fue Domingo Álvarez Acebal, famoso pedagogo avilesino –un episodio aparte– que da nombre a la plaza donde hoy se levanta la sede de la Escuela, uno de los inmuebles más conocidos de la ciudad,  construido en 1891 siguiendo los planos de Armando Fernández Cueto (autor de otros muy destacados edificios de Avilés) y que antes había sido alumno de la escuela, siendo posteriormente profesor de la misma. Parece de novela pero forma parte de la biografía de este gran tipo (al que LA VOZ DE AVILÉS dedicó un episodio el 2 de febrero de 2014 titulado ‘Armando Fernández Cueto, por sus obras lo conoceréis’).
            La historia de Artes y Oficios fue creciendo en el tiempo como formación profesional y es hoy una de las más destacadas, en su ramo, de la historia pedagógica asturiana. Queda vieja aquella información del semanario avilesino ‘El Vigía’ del 7 de setiembre de 1.889 cuando daba detalles de este tipo «las asignaturas son Principios de Aritmética, Álgebra, Geometría Plana, del Espacio y Trigonometría, de Mecánica, de Física y Química Industrial, Dibujo lineal y de lavado, Higiene y Contabilidad del Obrero (sic)… y a los alumnos se les proporciona, estuche, papel, lapiceros, gomas, cuadernos, con todo lo demás que necesiten para su uso en las clases»
            Aparte de su creciente y constante labor pedagógica, en la Escuela nacieron instituciones como la Banda Municipal de Música en 1891, y además dio cobijo a muchas manifestaciones artísticas y literarias que tuvieron lugar en Avilés a lo largo del siglo XX. Aparte de grandes acontecimientos culturales como la Exposición Nacional de Humoristas, en 1925, o en 1.948 la conmemoración del VII Centenario de la Marina de Castilla con una Exposición Nacional del Mar con obra de artistas plásticos de mucho relieve.
            También fue hospitalaria la Escuela. Acogió desde 1928 a 1934 a profesores y alumnos del primer e histórico Instituto de Enseñanza Media avilesino ‘Carreño Miranda’ que estaba a la espera de que le construyeran edificio propio (que es el hoy ocupado por el Colegio Público ‘Palacio Valdés’). Y volvería el Carreño Miranda a buscar refugio en Artes y Oficios durante la Guerra Civil cuando convirtieron el Instituto en Hospital de Sangre. Todo esto, hasta que la Escuela resultó alcanzada en un bombardeo de la aviación de Franco.
            Terminada la guerra recuperó enseñanzas y también su vocación de refugio. Por ejemplo la que hoy es Escuela de Maestría Industrial (ubicada hoy en la calle del Marqués), comenzó a funcionar en Artes y Oficios, en 1946, bajo el nombre de Escuela Elemental de Trabajo.
            La hospitalidad. a veces, fue forzada por la autoridad, como cuando en 1908 el alcalde –adelantándose de alguna forma, el hombre, a la famosa Ley Seca de los Estados Unidos de 1920– dictó orden de prisión para numerosos taberneros avilesinos que habían abierto su establecimiento ignorando la ‘ley de descanso dominical’ que había impuesto la primera autoridad municipal. Y como la cárcel de Avilés (actual Oficina de Turismo) era pequeña y la Escuela grande metió el alcalde en sus aulas, y presos, a un buen montón de hosteleros.
            También la autoridad militar, en noviembre de 1934 (resaca de la Revolución de Octubre del 34) impuso que la Escuela se convirtiera en cuartel por unos meses, acogiendo al batallón de Montaña de Estella (Navarra). Fueron 400 hombres los que estuvieron allí alojados.
            Y fueron pasando los años con altibajos hasta celebrar en 1978 su centenario, y a partir de ahí vino un renacimiento, una refundación de la institución, que será un episodio aparte. Baste adelantar que hoy, Artes y Oficios, es un organismo educativo que acoge alumnos que van desde los 4 a los 86 años de edad y cuya media de matriculación durante los últimos cursos es de 900 personas, a las que oferta 42 actividades.
            La de Artes y Oficios es una historia de resistencias. A quienes la dieron por peso pasado les ha demostrado ser un peso pesado.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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