(Un edificio, de los más visitados de la ciudad, catalogado dentro del Conjunto Histórico-Artístico de Avilés, que ha tenido considerable cantidad de usos).
En el año 1955, en Avilés, mucha gente se sorprendió al enterarse por el periódico de una noticia fechada en Madrid en la que daba cuenta que el Estado español había declarado Conjunto Histórico-Artístico determinados lugares y edificios del casco antiguo de la Villa, a los que brindaba blindaje legal, en un momento en que la población de Avilés (de 21.000 personas en 1950 pasó a unas 35.000 en 1955 ) crecía vertiginosamente con multitud de personas que, de toda España, acudían en busca de trabajo que ofrecía la gigantesca siderúrgica ENSIDESA entonces en construcción.
Era muy buena noticia, el reconocimiento de la riqueza monumental de la ciudad, pero extrañó la inclusión en larga la lista de algún adorno urbano como Los Canapés al igual que el edificio conocido como la ‘Antigua cárcel’. Llamaban la atención el que ambos estuvieran catalogados artísticamente al lado de históricas iglesias medievales o espectaculares palacios barrocos. Los Canapés ya tuvieron su episodio (LA VOZ DE AVILÉS, 12 octubre 2014).
La denominada como ‘Antigua cárcel’ en el documento de 1955 fue, ya supondrán, ‘Cárcel nueva’ cuando se construyó a mediados del siglo XIX, aunque su nombre oficial fuera ‘Cárcel del Partido Judicial de Avilés’ y el popular ‘La Cárcel, a secas’. Y como lo que bautiza el personal es inamovible, también a la calle donde se alza el inmueble le quedó coloquialmente ‘calle La Cárcel’ aunque su nombre administrativo sea Ruiz Gómez.
El edificio fue construido con piedra (60 carros de vacas, trasladaron piedra de cantería) del demolido Alcázar de la Villa, situado a un costado de la puerta de la muralla de la calle La Ferrería y que fue derribado en 1820, suerte que correría toda la muralla (alegría, alegría) que rodeaba la Villa.
Siglo XIX.
Hay dudas sobre la autoría de la traza arquitectónica de la cárcel nueva, al que unos adjudican al maestro de obras Francisco A. Muñiz Lorenzana y otros a Andrés Coello, a la sazón, digamos que arquitecto oficial de la Diputación y autor de proyectos conjuntos de las Cárceles de Partido elevadas por entonces en Asturias.
Se trata de un edificio de corte neoclásico, apaisado –de dos plantas y una más pequeña bajo cubierta– con un diseño que recuerda vagamente al del Ayuntamiento con tres arcos de medio punto en la planta baja. Rematan la construcción seis pináculos y en el centro de la fachada principal: el escudo real.
Los avatares del edificio como prisión son un episodio aparte, en el que también se detallarán las otras cinco cárceles que tuvo en Avilés a lo largo de su historia,
Ésta Cárcel Nueva, que ya era vieja antes de terminar el siglo XIX, empezó a ser utilizada parcialmente para otros menesteres, como en 1932 cuando se instalaron camas para dormitorio de personas sin recursos que acudían a Avilés en busca de empleo.
Siglo XX.
Pero cuando dejó, tajantemente, de ser utilizada como penal fue en el año 1943 al pasar a ser cuartel de los bomberos locales. Ocuparon el bajo y el primer piso fue reconvertido para viviendas de empleados municipales.
En 1958 los bomberos se fueron a otro edificio (la antigua fábrica de harinas ‘El Águila’) cerca de El Arbolón y la antigua cárcel pasó a ser utilizada como almacén municipal y garaje de los vehículos de obras públicas del Ayuntamiento.
Fue en 1968 cuando entraron tímidas (dos funcionarios) avanzadillas de turismo, en el hall central, y festejos en el ala izquierda.
En los años setenta y ochenta, la Biblioteca ‘Bances Candamo’ y la Casa Municipal de Cultura también se instalaron. La primera montó, en el ala derecha, la central coordinadora que abastecía de publicaciones a las pequeñas bibliotecas de los centros socioculturales que, a partir de 1979 (Corporación presidida por Manuel Ponga) fueron creadas en los barrios de Avilés. La Casa de Cultura instaló, en la parte trasera parte de su Área de Imagen que incluía la edición de documentales en vídeo así como enseñanzas cinematográficas impartidas a alumnos en cursos del INEM. Estuvieron aquí de prestado, como el que dice, y se fueron cuando se inauguró el nuevo edificio de la Casa de Cultura en la plaza Álvarez Acebal.
Siglo XXI.
Posteriormente y con la creación del nuevo servicio de Promoción Turística, durante el mandato (1995–1999) del alcalde Agustín González, el edificio comienza a dedicarse íntegramente a turismo, incorporándose igualmente a ese cometido, el primer piso después de realizada una obra, en 2005, que afectó a todo el edificio. También el servicio de Festejos regresaría aquí de nuevo, después de una temporada a la sombra de la nueva Casa de Cultura.
Finalmente ocurrió lo inesperado. Fue un extraño fenómeno, ya narrado (LA VOZ DE Avilés, 9 de agosto de 2015), en torno a este edificio del siglo XIX que vio crecer a su alrededor tres murales y tres estatuas.
Algo insólito, pero nada extraño para este húmedo y elegante caserón que fue cárcel, cuartel de bomberos, viviendas, biblioteca, centro de imagen y ahora oficina de festejos y sobre todo turismo a todo trapo.
Hay que probar de todo, que la vida se va en un decir y si te he visto no me acuerdo.