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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

Los BIC de Avilés

          Si hablo de BIC no me estoy refiriendo a los populares bolígrafos y encendedores, ni a un histórico equipo ciclista cuyo líder era Luis Ocaña ganador de un Tour de Francia y de una Vuelta a España, ni tampoco –que lo haré otro día– al dibujante avilesino Edgar Bic Álvarez.

          Cuando hablo de BIC me refiero al acrónimo de Bienes de Interés Cultural que son aquellos «bienes más relevantes del Patrimonio Cultural de Asturias que, por su valor singular, se declaren como tales mediante Decreto del Consejo de  Gobierno del Principado de Asturias».

Calle y teatro Palacio Valdés.

          La declaración de un elemento como Bien de Interés Cultural (BIC) supone fundamentalmente que el mismo pasa a estar automáticamente protegido, o sea que se mira pero no se toca, a no ser que se cuente con el permiso, aparte del municipal, del Principado de Asturias que es en este tema quien tiene la sartén por el mango y el mango también.

          El 27 de mayo de 1955 el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó un Decreto por el que se declaraba buena parte del casco antiguo de Avilés como Conjunto Histórico–Artístico. Aquel Decreto blindó jurídicamente determinadas calles y plazas avilesinas y muchos de sus monumentos principales, palacios e iglesias. Pero hubo omisiones lamentables como fue el caso del barrio de Sabugo que resultó muy perjudicado patrimonialmente al no ser incluidas sus tres calles históricas (Carreño Miranda, Bances Candamo y La Estación), algo que hoy ya es irreparable.

          Otros olvidos ha podido ir remediándolos el tiempo al traer nuevas leyes en las que  viajaron los BIC (en plan VIP patrimoniales) y que a fecha de diciembre de 2016, en Avilés, son siete. Insuficientes a mi juicio.

          De todos ellos se viene escribiendo en Los Episodios Avilesinos (serie dominical de LA VOZ DE AVILÉS que en 2017 cumplirá 6 años) y pueden consultarse tanto en la Hemeroteca del periódico como en la capilla virtual de San Google de Internet.

          La relación de BIC avilesinos la inicia, por orden cronológico, el «Conjunto Histórico de Avilés. Zonas de la villa» que no es otro que el Decreto de 1955, del que hemos venido hablando hasta ahora.

Palacio de Maqua.

          Le sigue el «Teatro Palacio Valdés» que fue declarado BIC el 28 de diciembre de 1982. Un espléndido edificio que a pesar de su corta vida, fue inaugurado en 1920, pasó por el trance de ser rescatado, por el Ayuntamiento, de la ruina y restaurado. Un drama que terminó en ópera de Bances Candamo cuando fue reinaugurado en 1992.

          El «Palacio de Balsera», BIC desde el 3 de octubre 1991, es uno de los más llamativos edificios de Avilés. Construido por el comerciante Victoriano Fernández Balsera para residencia familiar es actualmente propiedad del Ayuntamiento que lo ha reconvertido en sede del Conservatorio de Música.

          En igual fecha que el Balsera también fue declarado BIC el «Palacio de Maqua» que ennoblece arquitectónicamente La Cámara, principal calle de la ciudad. También propiedad municipal, conserva actualmente cerradas la mayor parte de sus dependencias.

          La «Capilla de Las Alas» declarada BIC el 31 de Octubre de 1991 está considerada la muestra más relevante de capilla funeraria de estilo gótico. Hace no mucho ha sido parcialmente rehabilitada, aunque su entrada sigue siendo un patio de luces, tendales incluidos, de los edificios que la cercan, acogotan y estrangulan.

          La plaza del Mercado avilesina fue declarada BIC el 27 de enero de 1993 bajo la denominación de «Conjunto Histórico de la plaza del Mercado de Avilés». Es tan singular espacio arquitectónico como triunfal solución urbanística al haber conseguido soldar dos zonas medievales (antigua Villa amurallada y barrio de Sabugo) separadas durante siglos por el agua –la dulce del río Tuluergo y la salada de las marismas– logrando el ensanche y expansión de la ciudad. Una pasada.

Palacio de Balsera.

          «Santo Tomas de Canterbury, antigua iglesia de Sabugo» fue declarada BIC el 29 de junio de 2006, en medio de bastantes aleluyas por ser templo de gran significación histórica local y arquitectónicamente el monumento medieval que mejor se ha sabido, o podido, conservar en Avilés.

          Dice, una amiga mía, que un BIC para una ciudad viene a ser lo que un VIP en la sociedad «apenas hay diferencia, pues si VIP significa Very Important Person, BIC puede ser perfectamente Bery Important City». Profesora de inglés en Florencia (Italia) está chiflada por el Casco Histórico de Avilés y convencida de que debería ser declarado Patrimonio de la Humanidad, justo como el propio Ayuntamiento de Avilés se había propuesto hacer y así está recogido en el Plan General de Ordenación Urbana de julio de 2006. Pero desde entonces no ha hecho ni gesto ni gestión, ante la UNESCO, para cumplirlo. Lo que me recuerda un cartel visto en un bar: ‘Se prohibe cantar y ser grandón’.

          Ocurren estas cosas cuando resulta que hay más brocha que pincel. 

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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