(El trajín que han tenido desde el siglo XIV hasta hoy los palacios de Avilés).
Desde hace 700 años no hay un solo palacio en Avilés que haya sido utilizado exclusivamente para lo que se construyó. Casi todos ellos han tenido una actividad múltiple, en algún caso frenética y en otro muy lamentable.
Aclarando que tomo el término palacio en su sentido más amplio (como edificio no exclusivamente de reyes y nobles) paso a relacionar, por orden cronológico, las ocupaciones que tuvieron.
Palacio de Valdecarzana (siglo XIV). En origen construido por un rico comerciante en la calle La Ferrería que instaló en la planta baja su negocio mientras la superior fue su residencia familiar. En el siglo XVII lo compró el marqués de Valdecarzana y de ahí le viene al edificio lo de palacio. Dos siglos más tarde fue adquirido para vivienda particular por el abogado Fernando Mª Ochoa que también fue alcalde de Avilés (de 1861 a l864); en vivienda tan historiada nació su hijo Juan, el que luego sería famoso escritor. A principios del siglo XX el palacio acogió a las Escuelas Manjonianas. Más tarde su planta baja fue disfrazada de comercio de vinos y coloniales. En 1933 una sociedad de servicios ligada a los consignatarios avilesinos son los nuevos inquilinos. En 1939 es el Ministerio de Trabajo quien lo ocupa y punto. Más tarde el Servicio Sindical Portuario instala allí alguna oficina y un Dispensario Clínico. Los bajos también funcionaron como economato de portuarios y de una empresa estatal, mientras que la planta superior fue ocupada por servicios municipales, hasta que 1998 se procede a su rehabilitación siendo alcalde Agustín González (de 1995 a 1999), para convertirlo en sede del Archivo Municipal de Avilés. De momento sigue así.
Palacio de Ferrera (siglo XVII). Construido, con dos escudos en sus dos fachadas, como residencia de los marqueses de Ferrera en Avilés. Durante la Guerra Civil y hasta que las tropas de Franco entraron en la ciudad se establecieron en él el Comité de Guerra Republicano y la Comisión de Agricultura. Terminada la contienda el palacio volvió a sus dueños quienes más tarde lo vendieron a la familia Sitges hasta que a principios del siglo XXI se hizo con el una sociedad que lo rehabilitó para hotel de máxima categoría. El Ferrera pasó de dos escudos a cinco estrellas.
Palacio Municipal (siglo XVII). El Ayuntamiento se instaló aquí en el siglo XVII pero era mucho espacio para tan poco funcionario municipal, por lo que puso en alquiler la planta baja para comercios múltiples. En el siglo XX cesó la actividad mercantil y los bajos fue recuperados para usos municipales. Ya había empezado a crecer la plantilla y ya nunca dejaría de hacerlo.
Palacio de Camposagrado (siglo XVIII). Sobre un palacio anterior muy primario, propiedad de una rama de la familia de Las Alas, el marqués de Camposagrado lo adquirió y remodeló totalmente. Luego le sucedió en la propiedad el marqués de Santiago. En 1809, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas entraron en la ciudad y lo convirtieron en su cuartel general hasta su retirada en 1811. En el siglo XX se estableció en sus bajos una de los comercios con más solera de Asturias, ‘Los Castros’, que cerró sus puertas finalizando ya el siglo. Después de una serie de operaciones inmobiliarias el palacio fue adquirido por el Ayuntamiento, siendo alcalde Agustín González y más tarde, en los inicios del siglo XXI, con Santiago Rodríguez Vega (de 1999 a 2007) al frente de la Corporación, se convirtió en Sede de la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias. Aún se escuchan los aplausos.
Palacio de García Pumarino o Llano–Ponte (siglo XVIII). Construido por uno de los primeros indianos asturianos, Rodrigo García Pumarino, fue intercambiado por su herederos con las propiedades que la familia Llano–Ponte tenía en Sabugo. En el primer tercio del siglo XX se convirtió en el Liceo de Avilés, entidad educativa que cesó sus actividades en 1936, al comienzo de la Guerra Civil. La República lo convirtió en Cuartel de las Milicias. Al término del conflicto fue convento de monjas carmelitas. Más tarde adquirido por dos socios que lo vaciaron totalmente dejando solo en pie la fachada para convertirlo, en 1949, en lo que fue cine Marta y María, que cesó en sus actividades en 2013. Actualmente se anunció la intención de instalar en el, desgraciado, inmueble un gran asador. Qué cosas.
Palacio de Maqua (siglo XIX). Residencia de la familia de ese nombre hasta que en el siglo XX el edificio ‘se convirtió’ en el Colegio Santo Ángel. Siendo alcalde Manuel Ponga (de 1979 a 1988) el Ayuntamiento compró el inmueble dentro de una operación –vista hoy como histórica– de adquisición de edificios notables de la ciudad (palacios de Maqua, Balsera y mansión de Arias de la Noceda) para instalar en ellos servicios municipales garantizando la conservación de los valiosos inmuebles. El palacio de Maqua está a la espera de una seria reparación que lo deje listo para nuevas actividades.
Palacio de Balsera (siglo XX). Construido por el comerciante Victoriano Fernández Balsera como residencia familiar fue vendido por sus herederos, a finales del siglo XX como ya dije, al Ayuntamiento que estableció en él la sede del Conservatorio Municipal de Música. Y solfeando sigue.
Música e historia. Tengo por cierto que un pueblo no vale solamente por lo que ha sido, vale también por lo que es, por su aspecto, por su conservación.