Del número 24 de la calle de La Fruta ha desaparecido una placa colocada a la izquierda del portal de entrada y donde se podía leer que «En esta casa vivió y escribió el Excmo. Sr. D. Constantino Suarez ‘Españolito’. En el centenario de su nacimiento el Instituto de Estudios Asturianos y el Excmo. Ayuntamiento de Avilés le dedican este recuerdo / 1890-1990».
Españolito es uno de los más destacados hombres de letras no sólo de Avilés sino de Asturias. Recuerdo de niño, cuando un día en el Instituto Carreño Miranda (entonces en El Carbayedo) la profesora de Literatura doña (de los contados enseñantes que distinguíamos con tal tratamiento) Adela Palacios nos habló de los escritores asturianos yo memoricé dos; uno (Españolito) porque me hizo gracia su nombre y otro (Palacio Valdés) porque se llamaba igual que el teatro. Años más tarde la gracia se convirtió en sorpresa por lo que literariamente había conseguido Españolito y no mucho tiempo después ya fue una clara y declarada (en distintos medios de comunicación) admiración.
El mérito de este caballero, por cierto que admirador tanto ideológica como literariamente de Manuel Azaña, no está tanto en el conjunto de su obra literaria (ver LA VOZ DE AVILÉS del 12 de octubre de 2007 ‘El Españolito Constantino Suárez que terminó siendo escritor famoso’) sino en su monumental trabajo titulado ‘Escritores y artistas asturianos. Índice bio-bibliográfico’, un esfuerzo enciclopédico tan ilustre como gigantesco que hasta entonces nadie se había atrevido a acometer. «Eres un coloso Españolito, y por tu talento y laboriosidad confío en que te abran de par en par las puertas de la gloria» le escribió su viejo maestro de escuela en Sabugo, el poeta Marcos del Torniello.
El catedrático de Literatura de la Universidad de Oviedo, José María Martínez Cachero, opina que Españolito entendía por literatura todo lo que fuera lenguaje escrito y es por esa amplitud de miras por lo que considera escritor al que ha redactado y publicado algo, cualquiera que sea su materia y asunto. Desde el novelista, dramaturgo y poeta hasta el ingeniero, jurista y médico que traten temas de su especial incumbencia es lo que hace tan importante la obra enciclopédica de Españolito, un mérito enorme por la utilidad de conocimientos de personalidades de todos los campos sociales, muchos de ellos inéditos, para la historia de Asturias y de España. Para sacarla editorialmente adelante esta obra (siete tomos) tuvo que vender un piso de su propiedad en el barrio de Sabugo.
El editor de la Gran Enciclopedia Asturiana, Silverio Cañada, me tiene dicho «Mira Alberto, a Españolito teníamos que hacerle un monumento en Asturias, no le basta con una calle por buena que sea y una jodida placa en Avilés». El término aplicado por Silverio a la placa no era tan gratuito como puede parecer, cosa que comprobarán si siguen leyendo.
La calle Constantino Suárez ‘Españolito’ (en Las Meanas) fue posible por acuerdo del Pleno celebrado el 16 de mayo de 1985 en una Corporación presidida por Manuel Ponga y es una vía que une las calles de González-Abarca y José Cueto.
Para quien no esté al loro habrá que recordar que Españolito era el pseudónimo literario que adoptó Constantino Suárez Fernández nacido en el barrio de Sabugo en 1890, emigrado a Cuba en 1906, regresado a Avilés y luego casado en Trasona en 1924 (con Dolores Suárez con quien tuvo dos hijas Lolín y Friky) y vivido y trabajado fundamentalmente en Avilés y Madrid. El relato sale capicúa si se añade que fallecido en Madrid (1941) fue enterrado en Avilés (1952) posteriormente por deseo familiar.
La decisión municipal avilesina de darle una calle rompió el hielo para un mayor reconocimiento del intelectual en su ciudad, así que en 1990 y con motivo de cumplirse el centenario de su nacimiento se le rindió un homenaje organizado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y el Ayuntamiento avilesino. En la tarde del 13 de diciembre de 1990 autoridades académicas y municipales realizó una ofrenda floral ante la tumba del escritor en el cementerio municipal para a continuación regresar al centro urbano donde descubrieron una placa conmemorativa en un lateral del portal de la casa del intelectual situada en el número 24 (la residencia familiar era en el segundo piso) de la calle de La Fruta. El homenaje fue complementado con dos conferencias sobre su obra en la Casa Municipal de Cultura de Avilés y en el salón de actos del RIDEA, en Oviedo.
El texto de la placa es el citado al principio y no se me olvida el comentario, por escrito, de Justo Ureña sobre ella y que «dada su ubicación y los materiales de que está hecha pasa totalmente desapercibida». Y también contó que «asistió al acto de colocación de la placa su encantadora hija Lolín Españolito, que en paz descanse, la cual consciente del olvido [aludiendo al desconocimiento de la obra de su padre en Avilés y que haría que la gente no lo conociese], con el gracejo que le era peculiar comentó: ‘Y encima lo de Españolito… la mayoría de la gente creerá que se trata de un banderillero’». Chascarrillo digno de Azcona-Berlanga.
Hoy, la placa ha desaparecido y nadie sabe como ha sido.
Yo la echo de menos, tanto por respeto al homenajeado como porque a veces cuando iba, según con quien, lo acercabas hasta ella y le invitabas -trabajoso asunto- a leerla. La gran mayoría se quedaban con la copla del intelectual con tan curioso nombre de pasodoble y entonces preguntaban y entonces se enteraban de que la obra de Españolito valía un peine.
A lo mejor se llevaron la placa para hacerla más legible, pero si la quitaron porque no lucía (después de 28 años) claven una nueva, pero no dejen a un autor desnudo de su merecido reconocimiento público y aplaquen la incertidumbre que genera su extraña y dilatada ausencia que otros toman como un robo.
Sin la placa del número 24 de la calle, La Fruta tiene menos sabor.