Aparte de lo que hubo antes y de lo poco que sabemos del mundo de las cavernas, lo jurásico, las invasiones del imperio romano, tsunami islámico, etc., en Avilés conservamos una larga lista de nombres de aquellos regidores, alcaldes, que ostentaron la máxima autoridad en la ciudad. El inventario comienza en 1479, cuando ya la Edad Media cantaba las diez de últimas, siendo regidor Juan del Peso.
Por entonces -y desde hacía no se sabe cuanto- los mandatarios ejercían durante un año, después de haber sido elegidos la víspera del día de San Juan. Con el paso del tiempo que todo lo arrasa, junto con el poder estatal que todo lo abraza fue inmiscuyéndose hasta hacerse con el control de nombramientos de los regidores que a partir del siglo XVII ya se denominaban oficialmente alcaldes (derivado del árabe hispánico ‘alqádi’ que traducido al castellano es ‘el que manda’).
Fueron centenares y hubo de todo en cuanto a calidad humana y categoría política. Abundaban los dedicados a profesiones comerciales e industriales.
Llama la atención que hasta 1835 no fuera elegido un alcalde (Bernardo del Busto) por votación popular de los vecinos de Avilés. No era como la actual, pero se aproximaba.
En 1847, otro alcalde de nombre Francisco Quevedo fue apercibido y multado por el gobernador de Asturias por haberse puesto al frente de gran parte de la población que se opuso contra la decisión de desmontar las campanas de la iglesia de San Nicolás de Bari (pagadas por decisión popular) para llevarlas al convento ovetense de Santa Clara, tal y como pretendían las monjas clarisas, y que hizo estallar una rebelión (conocida como el motín de las campanas) que obligó a intervenir al ejército para cumplir la orden gubernamental.
Otro fue Simón Fernández Perdones que hizo de casi todo en el Ayuntamiento de Avilés, donde fue archivero, secretario, llegando a alcanzar la alcaldía el 1 de enero de 1867. Su afición por la historia hizo que dejara un manuscrito, ‘Anales de Avilés’, que muchos consideran la primera historia de la villa que se conoce –por breve que sea– fechada en 1855. Estudio que se hubiera perdido de no ser que la casualidad trabajó para que el sacerdote de Miranda y académico del RIDEA, José Manuel Feito encontrara, en 1988, en un domicilio particular el citado manuscrito.
Otro hombre de gran influencia social que alcanzó la alcaldía avilesina en 1897 fue Florentino Álvarez Mesa, que llegó a fundar y dirigir distintas publicaciones (La Luz de Avilés y El Diario de Avilés) al servicio del Partido Liberal.
Alcalde hubo, y republicano, tal fue el caso de Bernardo García Ruíz-Gómez, que se tuvo que atrincherar en el Ayuntamiento junto con la Guardia Civil, Policía Municipal y otros ciudadanos demócratas para defender a la sede de la institución municipal de los ataques de los milicianos de la Revolución del 34, desgraciada maniobra que pretendió la toma del poder legal de la II República española.
David Arias Rodríguez del Valle, abogado y escritor, fue un político republicano que alcanzó la alcaldía en dos ocasiones y en ambas fue desalojado de la misma por métodos poco amigos de la democracia. Con su familia tuvo que exiliarse en México.
Durante el régimen franquista los alcaldes y los menguados servicios municipales vivieron un calvario social al instalarse en 1950, en la margen derecha de la Ría la que sería una de las mayores siderurgias de Europa: Ensidesa. La llegada de miles personas procedentes de otros lugares de Asturias así como de distintas regiones de España en busca de trabajo creó un sinfín de problemas a resolver: vivienda, sanidad, educación, etc. Aquello cambió Avilés y su comarca para siempre
La mayoría de los alcaldes de ese periodo, al haber desaparecido el régimen democrático, ejercieron el cargo durante prolongados periodos de tiempo, justo los que el Gobernador Civil que los nombraba consideraba necesario. Román Suárez-Puerta (1940-1953), Francisco Orejas Sierra (1956-1965) o Fernando Suárez del Villar (1965-1976).
Alcaldes del periodo político de la Transición fueron Ricardo Fernández Suárez (1976-1979) y Ramón Luis González García aunque este lo fue solamente dos meses de 1979, año que marca el inicio de los ayuntamientos democráticos.
El primero del actual periodo fue el socialista Manuel Ponga (1979-1988), personaje clave en el reciente desarrollo de Avilés, quien da la señal de nuevas políticas donde se presta redoblada atención a servicios sociales, medioambientales, urbanísticos, etc.
Le sucedió, al ser nombrado Delegado del Gobierno, Santiago Rodríguez Vega, también del PSOE, que con 31 años fue durante un corto periodo de tiempo el alcalde más joven de España. Este alcalde es el que más tiempo, a lo largo de la historia conocida, ha ocupado el cargo. Nada menos que desde 1988 a 2007 con un paréntesis (1995-1999) en el que lo ejerció Agustín González Sánchez (quien por cierto sufrió un infarto, el 21 de diciembre de 1995, en el desarrollo de un pleno municipal) el único alcalde que ha tenido el Partido Popular desde 1979.
Santiago Rodríguez Vega, actualmente presidente de la Autoridad Portuaria, es hoy uno de los mejores y más brillantes conocedores de la problemática política y social avilesina.
Si hasta 2007 era el género masculino el único que lucía en la alcaldía avilesina será este año el que va a cambiar al femenino con el nombramiento de la socialista Pilar Varela como la primera alcaldesa de la historia de la ciudad. Estaría en el poder durante dos legislaturas (de 2007 a 2015).
La sucedió otra política de su partido, Mariví Monteserín, quien cumple su segundo mandato con una singularidad de relieve nacional y es que todas las portavocías de los grupos de la oposición de la Corporación que preside están ocupados por mujeres. Da que pensar.