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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

Los Franciscanos abandonan Avilés, a donde habían llegado en el siglo XIII

Explicar la historia de la villa de Avilés, sin que en ella no aparezcan los Franciscanos, es como pedirle cerezas a un magnolio.

Porque la famosa orden religiosa –fundada en Italia por Francisco de Asís– llegó a esta villa, entonces defendida por una muralla, en el siglo XIII. Los franciscanos solamente se instalaban en poblaciones muy destacadas (antes lo hicieron en Oviedo) y Avilés lo era, estaba protegida por un Fuero real y su puerto marítimo destacaba entre los del norte peninsular por su comercio con Francia e Inglaterra.

Se ubicaron, según su costumbre, en las afueras de la ciudad. En una colina boscosa muy próxima a la muralla, casi frente a una de sus puertas, la conocida como ‘La del Reloj’ (actual inicio de la calle deLa Fruta). De ahí, de construir en el pequeño alto, le viene lo de convento de San Francisco del Monte, actualmente iglesia parroquial de San Nicolás de Bari.

Convento San Francisco del Monte (S XIII) actual iglesia de San Nicolás de Bari

Desde allí, el convento y sus franciscanos –consta que en 1753, por ejemplo, tenía 46 frailes– fueron, cuando no protagonistas, testigos del transcurso histórico avilesino a lo largo de los siglos.

Yo lo veo, a éste edificio religioso, como un poderoso imán en torno al cual brotaron toda clase de milagros urbanos. Pongamos que hablo del siglo XVII.

Fue por entonces, cuando entre al convento y la muralla, nació una nueva plaza (el actual ‘Parche’ o plaza de España) y en ella tres palacios y dos calles soportaladas.

Y a los pies del monasterio rompió aguas una fuente de seis caños, un prodigio de simetría arquitectónica y de vitalidad urbana.

Por las mismas también comenzó a crecer, prácticamente delante de las narices del convento, un maravilloso estuche formado por arcos de piedra que contenían la calle conocida como Galiana, que llegaba hasta la zona alta de Avilés, en el bosque del Carbayedo, arrabal donde estaba la ermita de San Roque y hoy está plantado ‘Jesusín’ de Galiana.

Los franciscanos han estado alrededor de ochocientos años en Avilés, excepto un paréntesis de ochenta y cuatro, ya que en 1835 tuvieron que marcharse, a raíz del decre­to de exclaustración de todas las órdenes religiosas (suceso conocido como ‘Desamortización de Mendizábal’)  volviendo en 1920, pero a la iglesia de la calle La Ferrería.

A este, su nuevo destino, el edificio más antiguo de Avilés, se le conoce desde entonces, sencillamente, como la iglesia de ‘Los Padres’. Unos clásicos en la historia local, los franciscanos.

En aquel lapso de tiempo, con los frailes exclaustrados, las autoridades habían ordenado (en 1849) permutar el convento franciscano –que quedó convertido en sede parroquial de San Nicolás de Bari– por la iglesia tradicional que había venido ejerciendo esa función desde el siglo XII y que se había quedado pequeña para los muchos fieles que había en el siglo XIX. Hoy, en el XXI, se queda pequeña de fieles. Y también de frailes.

Su sello también queda en el portentoso lugar (por sus importantes descubrimientos arqueológicos) de Raíces, en Castrillón, donde un restaurado eremitorio medieval da fe.

Antigua iglesia de San Nicolás de Bari (S XII), actualmente conocida como 'La de los Padres Franciscanos'.

Otro ejemplo de huella inagotable: Una de las calles más espectaculares de Avilés está rotulada como San Francisco. Es monumental por sus columnas y edificios, y la única que mantiene –en el casco histórico– soportales continuados en toda su extensión, en la acera de la derecha.

En la acera izquierda ‘solo’ hay un palacio de dos escudos, hoy con cinco estrellas. Luego una fuente increíble, bautizada como la de Los Caños de San Francisco, uno de los iconos de la ciudad. Y finalmente, una vieja iglesia, fundada como convento franciscano en el siglo XIII, y hoy reconvertida en parroquia. Una calle de cine, ésta de San Francisco (referencias: Woody Allen o José Luis Garci, por ejemplo).

Hablando de calles avilesinas, dice la conocida copla: «Calle la del Rivero / calle del Cristo/ la pasean los frailes/ de San Francis­co».

Pues a ver como arreglamos la canción. Porque ahora, los frailes de San Francisco ya no pasearan más, ni por la calle de Rivero, ni por la ribera de la Ría. Que los mandan a paseo. A Galicia, nada menos.

Llegaron hace unos ocho siglos y eran los únicos franciscanos que quedaban en Asturias. Por eso y aunque tenga un sentido lógico su marcha –tal y como van de despeñadas las ideologías– no deja de ser, históricamente al menos, una marcha muy sentida.

Digo.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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