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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

El castillo de Gauzón, la raíz cuadrada de Asturias

La del castillo de Gauzón es una toda una historia, de la Historia de Asturias, que demuestra que sus raíces son bastante más profundas que lo que hasta ahora habíamos imaginado o mitificado, cuando no inventado.

Este baluarte –poderoso guardián defensivo enclavado a orillas de la Ría de Avilés para proteger su puerto de los piratas vikingos y árabes– nos está siendo mostrado por los mismos arqueólogos que antes nos habían demostrado que estaba en Raíces, municipio de Castrillón,  comarca de Avilés.

La arqueología nos está sacando de pobres, a efectos históricos del nacimiento de Asturias Patria Querida.

Ya decía Agatha Christie que un arqueólogo es el mejor esposo que puede tenerse. Y razonaba, la novelista inglesa, que el arqueólogo a medida que su mujer envejece más se interesa por ella.

Lo del castillo de Gauzón era una cicatriz que no cerraba y ahora es toda una resurrección histórica, un puzle que los datos van completando a medida que avanzan los descubrimientos en las excavaciones.

Fue como una película de Indiana Jones. Se sabía que la Cruz de la Victoria, el símbolo de Asturias, estaba fabricada en el castillo de Gauzón (dato que figura en el reverso de la joya y que es todo un anticipo del ‘Made In Spain’) en el año 908 de la era cristiana, pero se desconocía el emplazamiento exacto de este castillo donde se labró el santo grial, cívil, de los astures.

¿Donde demonios estaría emplazada la mítica fortaleza de Gauzón? Esa fue pregunta y discusión que distrajo, y que trajo de cabeza, a historiadores, cronistas y demás familia. Los hubo que acertaron de pleno, a pesar de hacer la apuesta hace cinco siglos. Ese el caso de  Luis Alfonso de Carballo cuando escribe –en el siglo XVI– que «el castillo de Gauzón debía de estar hacia la barra de la ría de Avilés, en donde llaman El Castrillón». Había teorías para todos los gustos, por ejemplo que la edificación estaba en la península de Nieva, cerca de donde hoy se levanta el faro de Avilés.

Y entre dimes y diretes, fueron pasando los años, que se hicieron siglos, hasta que entre finales del XX y principios del XXI la decisión política –de distintas corporaciones de Castrillón y de diferente signo político, cosa tan loable como infrecuente en estos menesteres de investigación histórica– de apoyar las excavaciones propuestas por los arqueólogos en Raíces, el emplazamiento más probable, señalado por los estudiosos en la materia, del castillo.

Y comenzaron a trabajar en la zona antigua de Raíces, donde había cuatro casas, una cuadra y un peñón.

Y en unos años la cuadra se convierte en lo que fue: un monasterio medieval, de frailes franciscanos y mercedarios calzados, al que la incuria había convertido en cobertizo (episodio ya descrito). Y a partir de 2007 comenzó a mostrarse el castillo de Gauzón. Allí, en el peñón.

Las excavaciones arqueológicas arrojan resultados impactantes. Por ejemplo, permiten realizar una secuencia de la ocupación del castillo de Gauzón que se inicia entre los siglos VII y VIII (mucho antes de lo que se venía suponiendo), lo que hace bambolearse los tan escasos, como endebles, datos sobre los orígenes de la historia de Asturias y su monarquía. Aparecen espacios de murallas, estancias, etc., que arman el rompecabezas.

Lo posible era real. Y resultó que las raíces estaban en Raíces, donde la Historia y Asturias están a partir un piñón. No conozco topónimo tan rotundo como éste.

Los hallazgos del castillo de Gauzón quizás tengan consecuencias, también, sobre la historia de Avilés, que –como se sabe– ignora su fecha de nacimiento. Puede que, de ésta, consiga no solo su partida de bautismo sino hasta la de la confirmación.

Está regresando el castillo de Gauzón, fortaleza defensiva del puerto y la villa de Avilés y de Oviedo, capital del Reino de Asturias. Retorna el singular centro de orfebrería de aquel reino asturiano teñido de visigodo. Es una reconquista en toda regla, una raíz cuadrada histórica.

Son catorce mil, los metros cuadrados que abarca este yacimien­to arqueológico –siempre bajo la excelente dirección de Iván Muñiz y Alejandro García– donde están desnudando, con celo y delicadeza, la fortificación.

En los inicios del siglo XXI, lo del castillo de Gauzón es una excitante erección del tiempo pasado. Porque éste levantamiento de la más importante edificación medieval asturiana, mostrando sus secretos, apasiona cada vez más  a medida que avanzan las campañas arqueológicas efectuadas en tiempos de verde y calor –primavera y verano de cada año– en la roca de Raíces.

Pura lujuria histórica la de ésta fortaleza roquera.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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