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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

El asombroso Llaranes por tierra, mar y aire

(Un barrio cargado de singularidades y hechos históricos, generalmente desconocidos.
Edición revisada del episodio publicado en ‘La Voz de Avilés, el 4 de diciembre de 2011)

        Fue a finales de aquella primavera de 1950 en la que ENSIDESA nos cayó encima, cuando, y a consecuencia de aquel trompazo -social e industrial- muchos avilesinos creyeron y creen que nació Llaranes. El desconocimiento histórico sobre los barrios tradicionales de Avilés es cosa habitual. Llaranes es un ejemplo –cruel– de esa ignorancia.
        Lo que ocurrió es que en aquella década, del pasado siglo, pegó un salto enorme cuando la Empresa Nacional Siderúrgica S.A., universalmente conocida por su acrónimo ENSIDESA –una de las mayores siderúrgicas del mundo– plantó en Llaranes un poblado para sus primeros empleados. Su diseño arquitectónico y funcional lo convirtieron en ejemplo de patrimonio urbano, citado hoy como modélico y singular, en congresos nacionales e internacionales sobre aspectos sociales y urbanísticos. Todo un episodio aparte.

Revista 'Paris-Match'. 1955

        Por aquellos años no es que ENSIDESA mandase mucho, es que lo mandaba casi todo. Por ejemplo en Llaranes, donde a pesar de haber un San Lorenzo, ‘la empresa’ (como la mayoría de la gente conocía y llamaba a ENSIDESA)  construyó dos Santas Bárbaras: templo religioso una y deportivo la otra, un campo de fútbol hoy rebautizado con el nombre del ex presidente del club, ‘Muro de Zaro’. No dejo pasar la ocasión de repetir que la parroquia de Santa Bárbara atesora una maravillosa obra artística de Javier Clavo, que a mi juicio la convierte en la Capilla Sixtina del arte vanguardista religioso del norte de España.
        Dicho lo anterior, hay que saber que Llaranes es lugar que se remonta a tiempos del imperio romano. Aquí se han descubierto restos de monedas romanas, conservadas en el Museo Arqueológico de Asturias. La distancia en el tiempo que separan al antiguo Llaranes, aquel Larius, aquel Leranes (topónimos romanos) del actual, se mide por siglos. Tela, mucha tela.
        Llaranes –una de las mayores sorpresas históricas de Avilés– es mas viejo que la gripe. Ya figura en documentos del siglo XI, o sea mucho antes de que se levantara en la ciudadela amurallada de Avilés la casa, que luego fue palacio, de Valdecarzana. Y muchísimo antes de que se construyera el Avilés del barroco, el que vio nacer espectaculares calles (Rivero o Galiana) y monumentales palacios (Camposagrado, Ayuntamiento y Ferrera).

Ventana prerrománica de San Lorenzo.

        Y luego está la constitución de la parroquia de San Lorenzo, de cuya herencia queda la actual capilla, en el ‘Llaranes viejo’, con esa pincelada prerrománica de su ‘ventanina’. Un interrogante mayúsculo que ahonda más, todavía, en su pasado.
         En el siglo XIX un documento eclesiástico cita textualmente «barrio de Llaranes de Sabugo». De lo que se puede deducir que sus habitantes no vivían solamente de la agricultura sino que practicaban la pesca, lo que seguramente facilitó una estrecha relación con el pueblo de Sabugo, extramuros de la villa de Avilés. Después de todo, la Ría llega hasta ‘más arriba’ de Llaranes.
          Por tanto lo marino no le es ajeno. Tanto que incluso un mercante fue bautizado con su nombre. Hablo del  granelero-bulkarrier ‘Llaranes’ que surcó los mares desde su botadura, en 1971 en Sevilla, hasta el 9 de septiembre de 1994, cuando constaba como varado en Alang (India) listo para desguazar.
           Y también hay cosas de mucho vuelo, porque el barrio es pionero en la historia local de la aviación. En 1914, desde los campos del valle de Llaranes despegó la avioneta que voló, por vez primera, sobre Avilés y sus alrededores. Era un aparato de la marca Pomerd (?) y estaba pilotada por Rodrigo González.
        Tenemos a Llaranes por tierra, mar y aire, pero hay algo que le da todavía más restallo: el cine.
        Llaranes aparece en la histórica película (muda) rodada en 1924 en Avilés, Salinas y Soto del Barco, con motivo de la visita que las autoridades norteamericanas del Estado de Florida hicieron a nuestra ciudad, para homenajear a Pedro Menéndez de Avilés, fundador de la –hoy– ciudad más antigua de los Estados Unidos: San Agustín de La Florida.

Interior de la iglesia de Santa Bárbara.

        Una de las secuencias está rodada en Llaranes, en terrenos que hoy ocupan la Plaza Mayor y la avenida principal del poblado y entonces finca de Gonzalo Heres, un indiano al que apodaban “El Diamante”.
        Por tanto es el primer barrio avilesino que aparece en la gran pantalla. Y como el que tuvo retuvo, cincuenta años más tarde, el Grupo Foto-Cine ENSIDESA (miles de socios), con sede social en Llaranes, convocaría anualmente certámenes internacionales de cine amateur.
        Manca ¿eh?
        El conocimiento de la trayectoria histórica de Llaranes es un mazazo histórico que nos sacude el polvo de la ignorancia y demuestra que, como dice el libro más leído de la historia, podemos abandonar el pasado pero el pasado nunca nos abandona.
        Siguiendo por esa línea y a la vista de lo visto aquí, lo de Llaranes casi entra en el terreno de lo milagroso.
        A mi, sencillamente, me parece asombroso.

 

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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