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Alberto del Río Legazpi

Los episodios avilesinos

Sorolla en Avilés

(En el mes de julio de 1902, el gran pintor español, se alojó en un hotel frente al parque del Muelle, realizó distintos bocetos y pintó un óleo en el puerto, cerca del puente de San Sebastián).

        Joaquín Sorolla Bastida nunca llegó a conocer, y puede que no tenga importancia, la vistosa terraza aérea del Café Colón y eso que se alojó, en aquel verano de 1902, en el Hotel Iberia, que estaba justo encima del histórico café ocupando la segunda planta de aquel inmueble de parada y fonda, que hacía esquina frente al nuevo y reluciente parque del Muelle y sus alrededores de modernidad.

          Cuando llegó con sus bártulos a aquel Avilés, tenía Sorolla 36 años de edad y ya era artista de fama internacional. Había pasado el invierno pintando en Andalucía, la primavera entre Francia, Holanda e Inglaterra y en el estío se vino a Asturias –con su mujer Clotilde García del Castillo y los tres hijos del matrimonio– alquilando casa en San Juan de la Arena. Los siguientes veranos lo harían en San Esteban, que unos dicen que de Pravia y otros que de Bocamar.

          Sorolla sentía gran curiosidad por la célebre colonia artística que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, ‘funcionó’ en Muros del Nalón, un lugar mágico que irradió tal magnetismo que consiguió atraer a pintores y escritores de renombre, caso del poeta nicaragüense Rubén Darío, a quien es una pena que Sorolla no lo hubiese inmortalizado vestido como iba aquel temperamental centroamericano, de frac y sombrero de copa cuando acudía algunas noches y cruzando la ría, al bar de la fonda ‘El Brillante’ de San Esteban para escribir poemas humedecidos de ajenjo, regresando luego a lomos de chalupa a San Juan de la Arena, donde se hospedaba, respirando sorbitos de champaña. Un número.

          En aquellos veranos pasados en la desembocadura del Nalón, uno se imagina a  Joaquín Sorolla –pintor por antonomasia del sol y de la luz– un tanto abrumado por las brumas asturianas.

          En cualquier caso pintó 44 cuadros, la mayoría paisajes cercanos a su residencia veraniega, pero también algunos sueltos como el realizado en Avilés en aquel julio de 1902.

          Se trata de un pequeño óleo, de 10,1 x17 cm, titulado ‘Puerto de Avilés’ y que está localizado en el antiguo muelle local, cerca del puente de San Sebastián, al lado de una escalera (hoy sin acceso) que se puede ver, desde la pasarela que une el inicio del puerto deportivo y el Centro Niemeyer.

          Chiquito pero matón, dicho óleo formó parte de una exposición itinerante de la obra de Sorolla, en 1909, por las ciudades norteamericanas de Nueva York, Buffalo y Boston; de otra, en 1995, por Valencia y Castellón y también de la que en 1996 viajó hasta Bogotá en Colombia.

          En aquel julio de 1902, en Avilés, el artista valenciano anduvo pateando la ciudad dejando las muestras en su cuaderno de trabajo. No sabemos los días que estuvo, pero uno de ellos con seguridad fue lunes porque dos dibujos, entre varios que se conservan en el Museo Sorolla de Madrid, corresponden a una feria de ganado y la del Carbayedo se celebraba dicho día de la semana. Otros dos parecen remitir a la calle Galiana.

          No hay constancia de que volviera a Avilés, así que no llegó a conocer y puede que no tenga importancia, la artística terraza de hierro que el Café Colón instaló en 1905 y que ahí sigue, justo debajo de la habitación de aquel hotel hoy desaparecido, donde en 1902 se alojó Joaquín Sorolla, el genial pintor español que le sacó los colores al mar.

Los episodios avilesinos es un blog de La Voz de Avilés

Sobre el autor

Espacio dedicado a aspectos históricos, biográficos, costumbristas y artísticos, fundamentalmente de Avilés y su comarca actual, así como a territorios que, a lo largo de los siglos, le fueron afines. Tampoco se excluyen otras zonas del planeta


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