Existe un lugar donde los relojes han perdido su importancia, donde no hay cabida para las nuevas tecnologías y donde el concepto de ” tiempo ” adquiere un matiz diferente al que conocemos. Un lugar donde la amabilidad de un hombre ha convertido su casa en ” nuestra casa” y por eso os invito a que viajeis conmigo hasta la finca La Viña, en Lavandera, donde os mostraré el mundo de Onofre, un jardín en el que pasa mucho de su tiempo y, como él dice, puede gustar o no, pero que él es feliz así y que de eso se trata.
Cuando Robe J. Fernández, de la página ” Asturias como destino “, me sugirió ir a visitar este lugar a sabiendas de que me encantan todas las curiosidades de la tierrina, sólo se trataba de encontrar el momento exacto.
Una tarde soleada de un día cualquiera fuimos ” Trailera “y yo a hacerle una visita. En nuestra ruta, la iglesia de Granda se cruza en nuestro camino… Hermosa..
Nada tiene que envidiarle su carbayera, hoy solitaria,…
Siguiendo las indicaciones hacia ” Llavandera ” por una carretera ascendente…
Llegamos a su casa. Es fácil reconocerla pues su curioso ” museo ” está a la vista de todo el mundo.
Un cartel nos invita a entrar.. A ver si tengo suerte y puedo hablar con él. Las portillas están abiertas. Por lo visto suelen estar así. Según él : ” Esto está a disposición de quien lo quiera ver “.
Detalle curioso..
– ¡ Hola!, ¿ Hay alguien ?, pregunto varias veces.
Finalmente.- Sí, ¿ Quién anda ahí ?.
– Soy yo.
– ¿ Y tú quien ” yes ” ?.
-Soy Sonia. Es que me han comentado de la existencia de este lugar y me gustaría saber si puedo echar un vistazo y sacar unas fotos a su jardín.
El señor asienta sin poner pega alguna. Al contrario, me comenta que está acostumbrado a que la gente le pregunte.
Onofre, que es así como se llama, parece ser que tenía este lugar como fín de semana pero un día le dijo a Gloria, su mujer: ¿ Qué te parece si nos vamos a pasar unos días a Lavandera ?. Y los días se han convertido.. .¡¡ en 11 años!!. Y , aunque algunas de sus obras tienen 23 años, su afición se intensificó con su jubilación. Momento en el que, Onofre, decidió desprenderse de su reloj y de su teléfono( me comenta Gloria que no sabe ni cómo se descuelga)..
En un pequeño cuarto guarda muchas de sus obras más antiguas , y las no tanto, como esta..
Algunos utensilios utilizados.
Me hace de guía en mi paseo por el jardín y me cuenta porqué las obras se llaman como se llaman y que, dentro del ” caos aparente “, todo tiene un sentido.
Este es ” el árbol de los callos ” y su fruto (las herraduras para las vacas) han caído del árbol y por eso están en el suelo.
El ” Pez ojo de lupa “.
El ” can que mexa “.
El ” árbol de la vida y de la paz” donde el fruto es munición descargada ( porque dice Onofre que así no puede hacer daño) y, dentro, una paloma.
Orfeo columpiándose en el granado.
Resaca ( viendo sus frutos es fácil adivinar el porqué de su nombre).
Jirafa.
Planetario.
Con aperos de labranza…
Y muchas más obras..
Esta es una de sus preferidas.
Ya le he entretenido bastante y le dejo que continúe su trabajo.
Por una carretera que parece un tiovivo de subidas y bajadas, me alejo de La Viña.
Y, después de encontrar esta preciosa estampa asturiana..
Me despido del Carbayón de Lavandera.
Onofre, se ha quitado su reloj, dice que aquí no lo necesita. Se siente un privilegiado por “hacer lo que le gusta y cuando quiere” y que en su pequeño- gran mundo él es feliz con su ” praín “, esas vistas que contempla a diario y su ” Glorina”, sin la cual dice, que nada tendría sentido.
Así que si os acercais a La Viña quitaros el reloj porque aquí, el tiempo se para. Os aseguro que no lo necesitareis.
Espero que os haya gustado. V´SSSSS.