Moal, Pueblo Ejemplar 2018
Puerta de entrada a la Reserva Natural de Muniellos, esta joya del extenso concejo de Cangas del Narcea se abre al visitante brillando con luz propia e intentando mostrarse tal y como es. Septiembre acaba de asomarse y con él, los colores del paisaje comienzan su transformación. Poco a poco, las diferentes tonalidades de verdes irán dando paso a los alegres amarillos y ocres que invadirán nuestras retinas en cuestión de pocas semanas.
El punto de encuentro con Alberto, para quien ésta era la primera vez que se apuntaba ( y esperemos que no la última), a “explorar el paraíso en moto”, fue la gasolinera de Villalegre a la cual llegué, por razones ajenas a mí y lamentándolo mucho, con algunos minutos de retraso. Junto a “Pegasus”, su BMW R1200GS Adventure, su compañera de sueños, aguardaba esperándome intentando cobijarse como podía, de un intenso calor que nos acompañaría a lo largo de toda la ruta. Salimos rumbo a una gasolinera próxima a Cornellana donde Carlos, al que algunos recordaréis por rutas como la cascada de Morlongo, Llanos de Somerón, Pajares,.., aguardaba por nosotros. Lamentada fue la ausencia de Fran Rojo, uno de los impulsores(junto con Juan Berguño) del evento motero conocido como “Aventurerinos“, que se celebra anualmente en Cangas del Narcea y en el cual tuve la gran suerte de colaborar en la pasada edición celebrada en junio de este año y hacia quienes solo tengo palabras de agradecimiento por haberme hecho sentir “como en casa”.
Salirse de lo convencional es algo que nos gusta a algunos moteros que buscamos rutas alternativas para llegar a lugares a los que hemos ido en repetidas ocasiones pero que, a la vez, tratamos de alejarnos de la monotonía y rodar por nuevas carreteras. Fue así como en el Puente del Infierno, nos desviamos hacia la población de Linares en donde una estrecha carretera surcada por exquisitos pueblos en los que apetecía parar una y otra vez a descubrir cada uno de sus recovecos, nos condujo hasta la CN-1, la cual, sorprendentemente, nos tenía preparado un intenso regalo: unas de las mejores vistas de la ruta.
El lugar era increíble y si no, que se lo digan a Carlos que no quería perderse detalle alguno,..
Nuestras miradas no llegaban a alcanzar el lejano horizonte. Estábamos en el concejo más extenso del Paraíso y eso se hacía notar en su descomunal belleza. Ya en Cangas del Narcea, la AS-15 que, posteriormente tomaríamos para acceder al Puerto del Connio, es la que nos aguardaba y con ella un nombre, un destino: Moal.
Una amplia plaza nos sirvió de aparcamiento y, como suele pasar en estas ocasiones, el bajarse de la moto significaba el inicio de otro tipo de paseo, el cual tendría su recompensa, sin que nosotros mismos lo supiéramos.
Un paseo marcado por las elevadas temperaturas, las cuales acentuaban nuestra sed y la de algún que otro inesperado visitante,…
Nuestra llegada al pueblo no pasó desapercibida para nadie y, desde luego, los hubo que hasta trataron de asustarnos,…
“Tranquilo guardián…Tus ovejas seguirán protegidas y nosotros, cada uno a lo nuestro”, como así fue,…
A ambos lados de una alargada calle principal, se disponen las viviendas y los lugareños, hoy algo extrañados por nuestra visita, continúan con sus quehaceres ajenos a nuestros propósitos.
Llegar a Moal es quitarse el reloj y detener el tiempo porque allí siguen vivas las tradiciones que con tanto mimo sus habitantes tratan de cuidar para asegurar su permanencia a través del paso de los años. Y es que Moal, ha sido nombrado recientemente Pueblo Ejemplar de Asturias 2018 pues, como dijo el jurado: “Con dedicación, trabajo y esfuerzo, los habitantes de Mual, se esfuerzan por mantener tradiciones, conservar y recuperar su patrimonio y mejorar la calidad de vida motivando la vuelta de los emigrados”.
El silencio invade el valle y ante nosotros se alza Muniellos…..
Merecida mención es la que se refiere a los diferentes ejemplos de arquitectura tradicional, cuya tipología no dejan indiferente a nadie..
Los detalles que no pueden faltar,….
Curiosos en el camino,…
Y fotografías de un pueblo “de postal”…
Aunque, sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos de la tarde fue nuestro encuentro con una de las personas más entrañables con las que me he encontrado en mis “exploraciones”: Manuel. Conocerle es quererle. Su tez blanquecina y una sonrisa imborrable en su cara marcan un rostro en el que las arrugas se convierten en testigo mudo del paso del tiempo y de la experiencia. A sus 81 años nos afirmaba en su bar que, pese a algún achaque de última hora, ” goza de una salud como la de un toro”. Y es que el tiempo no pasa en balde para nadie y él nos lo cuenta a modo de historia personal, la suya. Tras casi veinte años trabajando en la mina, otros tantos en la Reserva de Muniellos, otros como conductor o al frente de su bar, cuyas puertas cerró allá por los años 90, Manuel nos ofreció unos refrescos que, en aquel momento lograron saciar nuestra sed y sus palabras, nuestros oídos. De Moal ” de toda la vida” nos dijo que es y que de allí ya no se mueve. No es de extrañar para una persona que adora la Naturaleza y la tranquilidad,…Comilona tras comilona, seguramente en unas pocas semanas se dé otro festín para celebrar la visita de los Reyes con motivo de la entrega del galardón y es que Manuel “no se pierde una”, como él mismo nos dijo.
Sonrientes y con un “¡Hasta luego!” nos despedimos de él y de un pueblo sumido prácticamente en la sombra y es que apenas nos habíamos dado cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo.. El Rodical acerca a Carlos a su casa y Alberto y yo, sin prisa pero sin pausa, rodamos por el Corredor del Narcea mientras el sol iba ocultándose dejando entrever las huellas de un espectacular atardecer de esos en los que, subido sobre una moto, resultan aún más impresionantes.
Espero que os haya gustado. V´SSSSS.