Allí donde el mar Cantábrico en ocasiones encuentra un descanso y en otras enfurece arremetiendo contra todo aquello que le entorpece, se encuentra este pequeño, pero a la vez, gran puerto asturiano, en el que la tranquilidad se adueña de un paisaje en el que los barcos, las redes de pesca y el olor a salitre cobran gran protagonismo. Pasear por sus estrechas calles que, a la vez, se abren al mar, nos traslada a un mundo de paz y tranquilidad. En esta ocasión descenderemos hasta este lugar mágico en el que no hay cabida para el aburrimiento. Descubriremos sus rincones y disfrutaremos de las vistas de sus miradores desde los cuales no lograremos alcanzar el inmenso horizonte en el cual se confunden cielo y mar. Viavélez nos espera… No nos demoremos y subámonos a nuestras motos para explorarlo,…
Enero estaba dando sus últimos coletazos,… En el cielo, tímidos pero seguros rayos de sol, hacían su aparición a bien tempranas horas de la mañana. Bajas temperaturas, algo bastante habitual en la época en la que estamos, y una ruta hacia una de las zonas más sorprendentes del territorio asturiano: occidente. Desde La Caridad, recorreremos los 2 kilómetros que marcan la FR-3 y que nos llevarán hasta la puerta de entrada de esta localidad del concejo de El Franco. Al final del puerto, una pequeña explanada servirá de estacionamiento para mi “Trailera”. Es hora de bajarse de la moto y disfrutar a pie de Viavélez.
Comienza la pequeña subida ,…
Poco a poco, podremos ir disfrutando de la belleza de este lugar en el que no faltan los bancos con vistas privilegiadas,..
Atrás dejo la empinada cuesta,…
Y delante,…más escaleras para poder acceder al mirador de El Porto, desde el cual la panorámica podría dejar boquiabierto a cualquiera y no es para menos,… La escultura de Ernesto Knorr, “Litoral”preside lo alto y en ella, como en todas sus obras, cuatro factores se conjugan: el equilibrio, la tensión, el movimiento y el contraste.
Aún hacía frío y el rocío salpicaba una húmeda vegetación…
Al otro lado, el mirador de la Atalaya se mostraba silencioso y solitario,..
Era hora de descender y adentrarse en el pueblo en el cual no falta una nota de color en sus blanquecinas casas que conservan aún la tradición de occidente.
La angostura de sus calles no perturbaron un paseo marcado por la inolvidable experiencia de visitar una de las villas literarias más bonitas del paraíso y en la que podremos visitar la casa natal de Corín Tellado.
Desde lo alto,…
Desde más abajo,….
Curiosidades que uno se encuentra,…
Y continúo explorando,….
El reciente temporal ha dejado sus huellas en algunos rincones,..
¿Seguro que esto es Viavélez?,….
Mi cámara réflex se ha enriquecido con fotografías de imágenes de este lugar. Y en mi “hucha de buenos momentos”, la cual voy llenando poco a poco con experiencias inolvidables como esta, Viavélez ocupa ya un lugar privilegiado. De nuevo, me subo a mi moto y abandono el lugar entre pintorescos arcos naturales.
Y me dispongo a “volar” hacia otro lugar,…
Porque, como muchos sabéis, no soporto las cadenas y adoro mi libertad.