La gripe es una enfermedad respiratoria de origen vírico. Sus principales síntomas son fiebre elevada, tos, dolor de cabeza y malestar general. En la mayoría de los casos, la recuperación total se produce en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento con fármacos específicos. Sin embargo, en niños muy pequeños, ancianos, personas con enfermedades graves o pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, la gripe puede provocar complicaciones severas que requieran actuaciones específicas.
En pacientes respiratorios crónicos, la vacuna antigripal es imprescindible para lograr paliar las posibles complicaciones potencialmente graves que se pueden producir si se adquiere la enfermedad. Cabe resaltar que para seguir las indicaciones adecuadas es fundamental consultar con los facultativos y especialistas habituales. “Los pacientes con EPOC, bronquiectasias, asma o fibrosis quística pueden llegar a presentar complicaciones potencialmente mortales, fundamentalmente neumonías, si desarrollan procesos gripales”, asegura el Dr. Francisco Javier García Pérez, neumólogo y coordinador del Área de Enfermedades Infecciosas y Tuberculosis de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “Es por ello que la vacunación antigripal, así como la vacunación antineumocócica, constituyen una medida imprescindible en el abordaje terapéutico global de este tipo de pacientes. Además, la vacunación es una medida fácil y segura ya que en la mayoría de los casos no provoca efectos secundarios relevantes”, añade.