La depresión puede aumentar el riesgo de fibrilación auricular, arritmia común que puede conducir a la formación de coágulos y hemorragias cerebrales, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas de Salud Cardiometabólica y Estilo de Vida/Epidemiología y Prevención 2018, organizadas por la Asociación Americana del Corazón.
Los participantes del estudio que obtuvieron las puntuaciones más altas en una prueba de detección clínica de la depresión, así como los que tomaban medicamentos antidepresivos, presentaron un riesgo un 30% más elevado de desarrollar fibrilación auricular que las personas con puntuaciones normales y quienes no recibían medicación para la depresión.

“Nuestros hallazgos identifican a una gran parte de los estadounidenses que pueden estar en mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular y que pueden beneficiarse de esfuerzos más específicos para prevenir esta arritmia”, señala el investigador principal del estudio, Parveen Garg, profesor asistente de Medicina Clínica en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, Estados Unidos.
“Si nuestros hallazgos se confirman en estudios futuros, especialmente aquellos que evalúan formalmente la depresión clínica, entonces tendremos que ver si el tratamiento de la depresión puede, de hecho, reducir el riesgo de fibrilación auricular”, añade.
No se sabe exactamente cómo la depresión interrumpe la función cardiaca, dicen los investigadores, pero se han sugerido varios mecanismos posibles. Estos incluyen niveles elevados de inflamación, así como niveles elevados de ciertas hormonas que interfieren directa o indirectamente con la capacidad del corazón para mantenerse en un ritmo normal.
Los nuevos hallazgos añaden más credibilidad a la noción de que la salud mental y la salud cardiaca están estrechamente entrelazadas, lo que subraya investigaciones previas que muestran una relación entre la depresión y la enfermedad cardiaca. “Los médicos y los pacientes deben ser conscientes de que la depresión ha demostrado en varios estudios que es un factor de riesgo para la enfermedad cardiaca en general y, en este estudio, también para la fibrilación auricular”, concluye Garg.