Ser mujer puede considerarse un factor de riesgo independiente en el infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST, el cual aumenta un 18% el riesgo de morir por dicha patología.
Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (IMAS) que ha analizado todas las altas hospitalarias con este diagnóstico entre 2005 y 2015 recogidas en el Sistema Nacional de Salud. Este estudio, que se presentará en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología en septiembre de este año, ha constatado desigualdades en la atención a las mujeres con dicha patología.

Según Antonia Sambola, cardióloga en la Unidad de Cuidados Cardiacos Agudos del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona, y directora del estudio, “las mujeres suelen consultar más tarde que los hombre cuando presentan un infarto y esta circunstancia puede ser debida a varios factores: el desconocimiento por parte de la mujer de que el infarto no sólo es cosa de hombres; por la presencia de síntomas adicionales además del dolor torácico (más del 90% de las mujeres presentan dolor torácico) que pueden confundir; y un retraso en solicitar atención médica de forma consciente para cumplir con responsabilidades familiares”.
Asimismo, se da con mayor frecuencia que en varones “un diagnóstico erróneo por parte de los profesionales, que atribuyen el dolor torácico a otras causas como artrosis o ansiedad”, ha explicado la también Coordinadora del Grupo de Trabajo Mujeres en Cardiología de la SEC. “Las mujeres reciben menos tratamiento de reperfusión (ICP, fibrinolisis o CABG) y menos tratamientos basados en la evidencia científica (betabloqueantes, antiagregantes, heparina, etc.)”.
El estudio también analizó si las redes de atención al infarto agudo de miocardio conseguían disminuir las desigualdades en la atención, reduciendo las diferencias de mortalidad entre hombres y mujeres. Si bien estas redes redujeron la mortalidad en 2 puntos en mujeres (de 19,7% a 17,7%) y un punto en hombres (10,1% al 9,1%) y aumentaron las tasas de intervencionismo coronario percutáneo en 15 puntos porcentuales en ambos sexos, las mujeres recibieron este tratamiento con mucha menos frecuencia que los hombres (47,4% vs. 63,7%) y las diferencias de mortalidad se mantuvieron.
Para combatir esta situación Sambola recomienda realizar campañas poblacionales de información y concienciación sobre la importancia del autocuidado y de la enfermedad cardiovascular como primera causa de muerte en la mujer. “Hay que aclarar que las mujeres que sufren un infarto de miocardio pueden presentar los mismos síntomas típicos que los varones. Además, pueden percibir otros síntomas no tan característicos”. Por último, la cardióloga considera que “hay que formar a los profesionales para que puedan establecer el diagnóstico de infarto en las mujeres de forma más precoz”.