Los sistemas sanitarios en los países de ingresos bajos y medios están mal preparados para el número creciente de personas con hipertensión arterial, con más de dos tercios de las personas afectadas sin tratamiento, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (Estados Unidos) en colaboración con colegas de más de 40 instituciones de todo el mundo, incluidos varios ministerios de salud.
El estudio, que se publica en The Lancet, examinó los datos de las encuestas de hogares de un millón de personas que viven en 44 países de ingresos bajos y medios, y encontró que menos de la mitad de las personas con hipertensión se diagnostican correctamente.
Entre las personas con la enfermedad, solo el 30% recibe tratamiento y únicamente el 10% tiene la enfermedad bajo control. Estas proporciones, sin embargo, variaron ampliamente entre los países, y algunos presentan una mejor situación que otros, incluso después de tener en cuenta las diferencias en el desarrollo económico.
“Nuestro estudio muestra no solo que la atención para la hipertensión en estos países es muy inadecuada, sino también dónde se están perdiendo exactamente pacientes en cada país en el proceso de atención”, apunta el investigador Pascal Geldsetzer.
Para el estudio, los investigadores utilizaron un enfoque de atención en cascada, que analizó el número de personas con hipertensión que se habían sometido a pruebas de detección, diagnóstico, tratamiento y control para determinar cómo los sistemas de salud de los distintos países tratan a las personas con hipertensión.
El grupo llevó a cabo su investigación utilizando encuestas de hogares, incluida la encuesta STEPS de la Organización Mundial de la Salud, para tener un enfoque uniforme al obtener datos sobre los factores de riesgo establecidos.
“La baja proporción de pacientes con hipertensión que reciben el tratamiento que necesitan, junto con el número creciente de pacientes con presión arterial alta, sugiere la urgente necesidad de prevención a nivel de la población, especialmente las políticas que obtienen sal y grasas trans del suministro de alimentos, promover frutas y verduras, reducir la contaminación del aire y abordar el consumo excesivo de tabaco y alcohol”, señala la investigadora Lindsay Jaacks.