L a disfunción eréctil es un problema de salud muy frecuente entre los hombres españoles, aumentando su prevalencia de manera significativa en los pacientes con diabetes. Aproximadamente el 50% de los enfermos presentan en algún momento síntomas de disfunción eréctil, ocasionando un importante deterioro de su calidad de vida. La disfunción eréctil se define como la incapacidad persistente para conseguir y mantener una erección suficiente para la realización satisfactoria de relaciones sexuales. No sólo afecta gravemente la calidad de vida, en los últimos estudios se ha demostrado su asociación con el aumento del riesgo cardiovascular.
La falta de información, el sentimiento de vergüenza y las implicaciones morales llevan a que menos del 20% de los hombres consulten al médico acerca de su problema.
¿POR QUÉ SE PRODUCE?
El envejecimiento natural modifica la respuesta sexual, pero no es responsable de la disfunción eréctil. El pene se compone de dos cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso; durante la erección la sangre queda atrapada en el interior de los cuerpos cavernosos, aumentando su rigidez. Para ello debe transmitirse una señal desde el sistema nervioso hasta el pene, a través de distintas terminaciones nerviosas. El paciente con diabetes y complicaciones asociadas presenta menor actividad de estos reflejos por la neuropatía, engrosamiento de la pared de los vasos, menor aporte de sangre por la microangiopatía, y alteración de la contracción muscular.
El mal control de la glucemia y el tiempo de evolución de la diabetes contribuyen a la aparición de los síntomas.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
El primer paso es identificar el problema. La disfunción eréctil es una fuente de estrés personal y problemas con la pareja, y en muchas ocasiones pasa desapercibido por los médicos. Es muy importante solicitar ayuda, ya que existen tratamientos capaces de mejorar la situación.
Tras la exploración física y una analítica rutinaria, se deben realizar pruebas de confirmación como una ecografía doppler y un test de inyección transcavernosa con prostaglandina E1.
¿EXISTE TRATAMIENTO?
Es fundamental un buen control de la glucemia a la hora de iniciar el tratamiento. Modificar los hábitos de vida para mantener una vida sana con dieta equilibrada y ejercicio físico ayuda además al bienestar personal y a las relaciones sociales. El diálogo médico-paciente y la implicación de la pareja son muy importantes, siendo básico el apoyo psicológico.
Con respecto a los tratamientos orales, los fármacos más utilizados son los inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (aprobados para su uso Sildenafilo, Tadalafilo, Vardenafilo, Avanafilo ). La inhibición enzimática que producen estos fármacos relaja el músculo liso favoreciendo la vasodilatación y por consiguiente la erección del pene. Son medicamentos seguros utilizados bajo vigilancia y prescripción médica; el especialista debe valorar el riesgo cardiovascular del paciente antes de iniciar el tratamiento.
La administración y duración del efecto es variable según el principio activo utilizado, y su eficacia puede disminuir si va precedido por una comida excesivamente grasa. Los efectos secundarios más frecuentes son cefalea, mareos, enrojecimiento facial, congestión nasal y molestias gastrointestinales. El último fármaco comercializado en España es el Avanafilo .
Es muy similar al resto de principios activos con un poder de acción más rápido. Si el diagnóstico ha sido el correcto, la falta de respuesta se suele asociar a un uso incorrecto: falta de estimulación sexual suficiente, dosis inadecuada o por no mantener el tiempo de espera entre la toma de la medicación y el intento del coito. Como terapia de segunda línea se encuentran las inyecciones intracavernosas o transuretrales de prostaglandina (Aprostadil). En general se trata de un tratamiento eficaz pero puede asociar dolor, molestias inespecíficas y erecciones prolongadas, así como una alta tasa de abandonos. Los dispositivos de vacío logran la erección llevando la sangre hacía los cuerpos cavernosos a través de un sistema de presión. Requiere práctica en su uso, limita la espontaneidad de la relación sexual y puede afectar a la eyaculación. Cuando el resto de opciones terapéuticas no muestra resultados satisfactorios se puede plantear la colocación de una prótesis de pene. La yombina, el ginseng y distintos complejos vitamínicos no han demostrado su eficacia en ensayos clínicos.
Como novedad ha sido aprobado en España el uso de Alprostadil tópico. El Alprostadil es una prostaglandina capaz de producir la rigidez del pene. Su uso en forma de geles lo hace un tratamiento sencillo, cómodo y práctico.