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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

ONG EN EL ABISMO

En la misma medida que la crisis económica ha aumentado la demanda de los servicios que ofrecen las ONGs, ha producido el efecto inverso de recortar drásticamente las ayudas públicas de la Administración.

Desde hace más de seis años, vengo prestando mi colaboración como voluntario de la Fundación Cauce. Somos una ONG pequeña y probablemente por eso, mucha gente no conoce el trabajo que se hace dentro y fuera de los muros de la Casa Rosa, nombre por la que popularmente se la conoce en el Prado Picón de Oviedo. Dentro de esos muros de Cauce, hay mucho sacrificio personal de gente que ayuda a otra gente, hay muchos esfuerzos, muchas veces hay impotencia y desasosiego porque no se pueden satisfacer todas las necesidades de la gente que llega en busca de ayuda, pero también había entusiasmo y los que colaboramos altruistamente allí, sabemos que valía la pena. La Casa Rosa es una pequeña isla en el océano, en la que muchas personas necesitadas encuentran refugio y ayuda desinteresada.

Para comprender el alcance de lo que se hace, he de decir que en 2014 entraron por nuestra puerta 2.137 personas en riesgo de exclusión social, que buscaban  ayudas tales como asesoría jurídica, orientación laboral, apoyo psicológico, ropa usada, alimentos o simplemente un refugio donde podían hablar con alguien que les escuchara. Desde el 1 de Enero a esta fecha, han venido 1.316 personas con nombre y apellido para nosotros, pero muchas veces ignoradas o desasistidas por las Administraciones Públicas. En este momento tenemos seleccionadas 36 familias a las que, de modo sistemático, les prestamos apoyo directo, facilitándoles ropa, alimentación, medicamentos básicos para los niños o billetes de autobús para que puedan moverse en sus búsquedas de trabajo. Dos personas contratadas a tiempo parcial y más de treinta voluntarios, hacíamos posible esto.

Pese a los esfuerzos de los últimos años, en estos momentos estamos atravesando una situación realmente complicada y es verdaderamente difícil que podamos garantizar la continuación de nuestras actividades, ya que atravesamos graves problemas de liquidez y esto nos lleva a un riesgo real de aplicar serias reducciones, e incluso el cierre definitivo, riesgo que no es nuevo en otras ONG como la nuestra. El golpe a  los recursos que teníamos, es especialmente fuerte por la caída drástica de las aportaciones del Principado de Asturias y del Ayuntamiento de Oviedo

En los tres últimos años se ha producido una importante reducción de ingresos, por la falta de financiación pública y como buenamente se podía, mediante donaciones privadas, se iban soportando los gastos generados por las dos empleadas que tenemos a media jornada y por los gastos generales de la instalación y funcionamiento de la sede. Se llegó al punto en que esta falta de ingresos hubo que compensarla además con el endeudamiento de la Fundación. Pero, el desequilibrio económico cada vez era mayor y esto llevó a adoptar la dura decisión de amortizar el trabajo asalariado.

Pese a todos los esfuerzos que hemos hecho, no hemos encontrado comprensión y apoyo, ni en el Principado de Asturias, ni en el Ayuntamiento de Oviedo, que a título de ejemplo, ni tan siquiera nos quiso facilitar un informe o certificación de que nos conocía, de que sabía de nuestras actividades, porque sus Servicios Sociales nos derivaban usuarios a nosotros (necesitábamos esta informe para tratar de gestionar la ayuda de una entidad financiera). Como se pueden imaginar, si tuvimos dificultades y trabas para obtener un informe tan simple que no cuesta dinero, imagínense las que hay para conseguir ayuda económica. Literalmente las Administraciones nos dieron con la puerta en las narices, probablemente porque los políticos estaban más preocupados de que no perdieran sus puestitos y privilegios en las elecciones que venían.

Entre tanto nosotros y otras ONG mendigábamos sin éxito alguna subvención pública, esas fantásticas ONGs que son UGT o CCOO, recibían dinero en abundancia para hacer las mismas actividades que hacemos nosotros, pero que, como es público y notorio, no hacían. El dinero iba dirigido a financiar al sindicado o se evaporaba no se sabe cómo, pero finalmente no se destinaba al fin para el que se concedía. Y aquí no pasa nada.

Para concluir, ¿Qué es lo que quiero decir?. Que está en riesgo toda la actividad de la Fundación Cauce, al igual que la de otras ONGs y que ni Principado de Asturias, ni el Ayuntamiento de Oviedo son sensibles ante estos graves problemas de las entidades del tercer sector. Hay grandes partidas presupuestarias para mantener por ejemplo a un inútil Consejo Consultivo o a unos inútiles chiringuitos públicos que sólo sirven de puertas giratorias para colocar políticos amortizados, pero no lo hay para salvar a las pequeñas ongs, como la que yo colaboro. Poco o nada importa a nuestros insensibles gobernantes autonómicos y municipales, que muchas familias queden privadas de las ayudas que les proporcionamos. Lo único que les ha importado e importa es defender sus poltronas y privilegios.

Sigo insistiendo que las Administraciones Públicas no pueden olvidar que tienen una gran responsabilidad a la que hacer frente, más aun cuando las subvenciones que conceden, son dinero que los ciudadanos pagamos cuando hacemos nuestra declaración sobre la renta y marcamos la casilla correspondiente.

Espero y confío que tras las recientes tomas de posesión, con unos nuevos políticos que han llegado presumiendo de progresismo, de sensibilidad social y que ahora van a gobernar, se pongan manos a la obra y de modo urgente miren hacia el tercer sector y nos proporcionen las ayudas que necesitamos para continuar con nuestras actividades.

Si no lo hacen así y siguen con sus peleas internas, probablemente nosotros cerraremos la puerta y tendremos que decir a nuestros usuarios que se pongan a la puerta del despacho del Alcalde o a la puerta del Presidente del Principado, para que les den la ayuda que nosotros ya no vamos a poder darles. Y entonces diremos… Apaga y nos vamos.

 

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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