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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

FENOMENOS SOCIOLÓGICOS

Cada día estoy más desconcertado y entiendo menos los comportamientos y reacciones de la gente, sobre todo en las redes sociales, ante las tragedias humanitarias, los terribles atentados islamistas o los asesinatos catalogados como violencia de género, por ejemplo.  Me quedo con la sensación de que nuestros comportamientos humanos se asemejan a los de las ovejas, que forman rebaños no por solidaridad, sino para perseguir los intereses individuales de cada miembro, que sólo se preocupa por su propio bien y que actúa egoístamente tratando de perderse en la multitud, colocándose en el centro de la manada para sentirse protegido de los lobos a costa de sus compañeros.

Este fin de semana se produjo el terrible atentado yijaidista en París, tocaron las campanas a arrebato y de modo inmediato todos empezamos a ser franceses. Los usuarios de Facebook, como era lo que tocaba, cambiamos la foto de perfil y la sustituimos por otra en la que aparecía la bandera francesa. Imagino que nadie se paró a pensar que esta red social, diseñó urgentemente una aplicación que permitía insertar nuestra foto dentro de la bandera francesa, pero no porque pensara en nosotros, sino porque tenía otros intereses más ocultos. De modo paralelo empezamos a rasgarnos las vestiduras, a llorar por las víctimas y a entonar la marsellesa cuando nos concentrábamos delante de la embajada de este país o delante de algunos Ayuntamientos.

Tras el terrible atentado, los franceses salieron a la calle cantando la marsellesa, para arropar a su gobierno, pero no se dedicaron a rodear el Elíseo o a manifestarse delante de las sedes del partido gobernante para protestar y hacerlos culpables de la tragedia. Curiosamente, al igual que ahora todos enarbolamos la bandera francesa y cantamos la marsellesa como hacen los ciudadanos de nuestro vecino país, cuando se produjo el terrible atentado del 11 M en Madrid, los ciudadanos españoles en vez de arroparnos con nuestra bandera y cantar nuestro himno nacional, como hacemos ahora por los franceses,  salimos a la calle pero no para solidarizarnos, sino para manifestamos delante de la sede del partido gobernante y acusarlo de asesino. ¿no era la misma situación? Pues parece que no, porque parece ser que ahora todos somos franceses pero en el 23 M no todos éramos españoles.

Como ahora sólo somos franceses, para qué se van a comentar o vamos a seguir manifestándonos por los más de 200 muertos que se han producido en el atentado de Líbano, o los 234 rusos caídos en el Sinaí, o los 147 estudiantes asesinados en Mayo en la Universidad de Kenia, o los 580 venezolanos asesinados por su régimen dictatorial. Y no voy a recontar más porque tendría que seguir hablando de los asesinatos de Nigeria, de Siria, de Somalia y de otras partes del mundo, o de las mujeres yazhidíes violadas y asesinadas,  pero, ahora sólo toca ser francés. Parece que sólo somos patriotas cuando la tragedia nos toca de cerca, pero nos importa menos cuando se produce lejos de nuestras fronteras.

Otro fenómeno sociológico curioso que se da, es cuando se produce el asesinato de una mujer en el ámbito doméstico. Inmediatamente, todos los medios de comunicación y en todas las redes sociales se empieza a hablar de “crimen machista”, “protestas contra la violencia machista”, “acabemos con la violencia machista”, “basta ya de violencia contra las mujeres”. Hasta en la fachada del propio ayuntamiento de Oviedo hay colgada una gran pancarta con el lema “contra la violencia machista”. Vamos a ver, acaso es que no hay violencia de mujeres hacia hombres, o entre padres, abuelos o hijos. Según datos recientes del Ministerio del Interior ha habido 71 casos de mujeres que han intentado matar a sus maridos, pero en el 66% de los casos el asesinato resultó frustrado y de haberse consumado todos el número de hombres muertos sería superior al de las 47 mujeres asesinadas al día de hoy.

Cuando hace unos días escribí un artículo sobre la violencia doméstica, muchas feministas me dijeron toda serie de lindeces, la más leve fue “machista”. Por qué se incide sistemáticamente en la violencia hacia las mujeres, y se acalla u oculta la violencia que se da en el ámbito doméstico y de la que son víctimas hombres, hijos o abuelos.

Para terminar voy a referirme a ese otro fenómeno que se dio y se da en la mayor crisis migratoria y humanitaria de Europa, con peligrosas travesías en el mar Mediterráneo y el sudeste de Europa, procedentes de países de Oriente MedioÁfrica, los Balcanes Occidentales y Asia del Sur. Aquella famosa fotografía de un niño ahogado en una playa turca, corrió por las redes sociales y encogió nuestros corazones. Nuevamente nos rasgamos las vestiduras y todos empezamos a clamar en pro de la solidaridad y la ayuda humanitaria. Pero hete aquí que ha pasado muy poco tiempo y esa crisis no sólo la vemos muy lejos sino que, además, ya empezamos a crear esos falsos mitos de que aquí no hay sitio para todos, que nos van a quitar el trabajo, que van a acarrear problemas de seguridad porque con ellos llegan terroristas.  Es decir, de solidaridad nada. Que otros se queden con el problema.

Hoy todos somos franceses. Veremos a ver qué somos mañana. Seguramente que los sociólogos tendrán mucho que decir de estos fenómenos.

 

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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