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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Seguro amigo lector que usted conoce la famosa fábula atribuida a Esopo y recreada por La Fontaine, en la que de modo muy didáctico se cuenta como una cigarra, al llegar el invierno, se encuentra sin alimentos, tiene frio y acude a pedir ayuda a su vecina la hormiga quien, teniendo miedo a no tener suficiente comida para las dos, le niega el alimento al tiempo que le recrimina que en el verano, mientras ella trabajaba sin parar para llevar grano a su casa y tener acopio suficiente para pasar el invierno, la cigarra se dedicaba a practicar la holgazanería, cantando, bailando y  tomando el sol, sin realizar ningún tipo de trabajo productivo. La moraleja de esta fábula es que el trabajo incesante de la hormiga se ve recompensado con su supervivencia, mientras que la despreocupación de la cigarra se paga con la vida.

Pues acabo de leer en esas muchas cosas que circulan por internet, una versión española de esta famosa fábula que encaja plenamente con este mundo en el que vivimos.  Voy a contarles esta versión:

La hormiga trabaja incansable para construir su casa y desde el amanecer recorre su territorio para aprovisionarse de víveres y almacenarlos en su despensa. Está en continuo ajetreo y cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que necesita para protegerse del frio y alimentarse hasta que llegue la primavera. En un frio día invernal, tiritando y muerta de hambre, la cigarra va a la casa de la hormiga a pedirle alimento y esta se lo niega diciéndole que no hay comida para las dos y además le recrimina que mientras ella trabajó incansablemente para tener casa y alimento, la cigarra se dedicaba a burlarse de ella por el trabajo que hacía, cantando y bailando todo el día de modo despreocupado.

La cigarra hambrienta, molestísima por la negativa de la hormiga, va corriendo a los medios de comunicación El Comercio, el País, ABC y organiza una rueda de prensa en Onda O, la Sexta, Telecinco, la 4 y Teleasturias. Se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida, cuando otros como ella, han tenido menos suerte y por ello ahora tienen frio y hambre. Telecinco organiza un programa en directo en la que la cigarra cuenta que está pasando frio y calamidades y a la vez muestra unos extractos de un video en el que se ve a la hormiga calentita en su casa, con la mesa llena de comida.

Los tertulianos habituales se sorprenden de que en un país próspero como este, se deje sufrir a la pobre cigarra mientras otros a su lado viven en la abundancia. Al día siguiente los de la UGT y CCOO, las feministas, los de Podemos, los de la CUP y otros que pasaban por allí, se manifiestan delante de la casa de la hormiga y pintarrajean su puerta.

El País, el Periódico y La Vanguardia publican una serie de artículos en los que cuestionan cómo la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan a los lectores a que opinen en sus encuestas telefónicas y on line, a través de una sesuda pregunta mediante la que tienen que elegir si son partidarios de la igualdad o de la discriminación –como hace la egoísta e insensible hormiga-.

Respondiendo a las encuestas de opinión, el Congreso acepta una proposición de Ley sobre la igualdad económica y contra la antidiscriminación. Se elevan notablemente los impuestos que ha de pagar la hormiga y además se le impone una elevada sanción administrativa por no haberse hecho cargo de la cigarra durante el invierno.

La hormiga, decepcionada, hace sus maletas y se va a otro país donde su esfuerzo va a ser reconocido y va a poder disfrutar libremente de los productos de su trabajo además de que no se le va a castigar o juzgar si tiene éxito. Al Gobierno se le reprocha que no ha puesto los medios necesarios para evitar esta injusticia. Los partidos en la Cámara Parlamentaria proponen una comisión de investigación pluralista que costará 10millones de euros que habrán de ser pagados por las hormigas.

Entre tanto esto pasa, la cigarra muere afectada de una fuerte sobredosis de holganza, comida y cerveza. Los medios de comunicación comentan el fracaso del Gobierno para corregir las desigualdades sociales.

Ante la versión española que acabo de comentar de esta fábula de Lafontaine, habrá quienes se identifiquen con la hormiga y otros con la cigarra, pero lo cierto es que entre tanto el sistema no deje de cobijar a cigarras holgazanas y entre tanto haya listillos que se manifiesten para criticar lo que otros han logrado con su trabajo, a pontificar sobre lo que otros deben de hacer, y a hablar, hablar, pero no proponer o mejor aún trabajar, seguiremos siendo un país con un gran lastre y el progreso no será fácil..

Es una evidencia que algunos de esos nuevos partidos emergentes, tratan de movilizar a la gente diciendo de modo rencoso que como yo no tengo, que los que tienen lo pierdan. Si tú no tienes es porque otro tiene mucho que lo puede haber ganado honesta o deshonestamente. Estos nuevos políticos nunca hablan de crear riqueza, o de que la economía crezca respetando la iniciativa privada. No entienden que la riqueza la crean las personas, no las administraciones públicas. No entienden que puede haber una sociedad en la que  la posibilidad de crecer dependa de la iniciativa particular de cada ciudadano. Sólo hablan de igualar, de gravar a los que producen, de establecer normas, de prohibir. Tratan de repartir lo que hay, pero no hablan de crear nuevos espacios para que la gente emprenda libremente.

Así nos luce el pelo.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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