No voy a referirme en este artículo a la expresión “las dos Españas” que acuñó el gran poeta sevillano D. Antonio Machado cuando escribía: “Españolito que vienes/al mundo te guarde Dios;/una de las dos Españas/ha de herirte el corazón”.
Voy a referirme aquí a una cruda realidad que en este momento estamos viviendo los españoles, que claramente estamos divididos en dos Españas.
En una de las Españas vivimos la gran mayoría de los ciudadanos, que hemos soportado y soportamos estoicamente recortes sociales de todo tipo, que soportamos una desproporcionada presión fiscal, mientras que los más ricos eluden o evaden el pago de sus impuestos, que sufrimos pérdidas de libertades públicas, que sufrimos las constantes amenazas de un estado que nos controla en exceso y del que tenemos que defendernos, que sufrimos reducciones o congelaciones salariales. Hay además otro grupo de ciudadanos que viven en esta España, aun mucho más desfavorecidos que esas clases medias que aun aguantan como pueden. Se trata de todas esas personas que están en la cola del paro, de esas personas que están en el umbral de la pobreza, que están en riesgo de exclusión social y tienen que recurrir a las ONGs para que les cubran sus necesidades básicas, ya que los servicios sociales de las Instituciones, aferrados a una rígida burocracia, parece que eso les preocupa poco.
Sólo basta ver que el Principado de Asturias, aunque ha mejorado algo, aun tarda más de un año en resolver y por supuesto pagar el salario social básico de todas esas personas que lo solicitan por no tener ningún tipo de recurso. ¿de qué viven pues, durante ese año de espera?.
En la otra de las Españas viven los diputados, senadores, gobernantes centrales, autonómicos y municipales, que sólo viven mirándose para sus ombligos que como todo el mundo sabe, son redondos. Que sólo se preocupan por aferrarse a las poltronas del poder. Que sólo se ocupan de no perder su puesto y con ello todo tipo de prebendas. Que sólo se preocupan de defenderse y preservar los intereses de sus partidos. Que se lían todos los días en guerritas de tronos, puestas en escena, lanzamientos de reproches, como si se tratara de una estudiada obra de teatro.
Pero, entre tanto juegan a defender sus intereses, se olvidan de ocuparse de los ciudadanos a los que representan. Se olvidan de las obligaciones que han contraído para ponerse de acuerdo y empezar a gobernar. Se olvidan de poner manos a la obra para reducir el déficit público, eliminando todo ese maremágnum de chiringuitos públicos que son las puertas giratorias para que los políticos apartados de un puesto, entren por otra puerta a seguir en otro puesto. Se olvidan de adelgazar esa mastodóntica Administración Autonómica que solapa competencias tanto con la Administración Central, como con Diputaciones y Ayuntamientos.
Que se olvidan de barrer sus casas, legislando convenientemente para eliminar la alarmante corrupción política que padecemos. Que se olvidan de despolitizar la Administración de Justicia despolitizándola y dotándola de medios personales y materiales, para que puedan perseguir a fondo esa lacra de la corrupción que impera en sus filas.
Y además de todo esto, mientras que acosan a las clases medias y dejan en la indigencia a muchas personas, crean entramados para defender los intereses mercantiles de grandes empresas, por ejemplo eléctricas, así como los intereses de los más ricos a los que se les facilitan amnistías fiscales y contra los que sólo se destinan unos pocos efectivos de la Agencia Tributaria para que los persiga. Ha de saberse que la mayor parte de los efectivos de la Agencia, están ocupados en perseguir las pequeñas defraudaciones de asalariados y autónomos.
Señores políticos que por lo que parece nos van a llevar a unas nuevas elecciones, sólo porque buscan sus intereses personales y de partido, sepan que la mayor parte de los ciudadanos los repudiamos. No era eso lo que habíamos elegido cuando nos llamaron a las urnas. Los ciudadanos les pedimos que se vayan a sus casas y que con ello dejen sitio a nuevos candidatos que lleguen a la política sólo con espíritu de servir al ciudadano y no a sus propios intereses, a los de su partido, a las grandes empresas o a las grandes fortunas.
¿Es pedir mucho?