Aquí y ahora, yo pido a nuestros degradados políticos, de tan poco peso y de tan poca talla, que piensen en todos los valores que atesoramos y que hemos heredado de nuestros antepasados. Y precisamente por esto, hoy día 16 de Julio, quiero recordar y traer a la memoria, una de nuestras gestas más heroicas. Hoy se cumplen 804 años de aquel lunes del año 1212 en que el ejército almohade de Miramamolín Al Nasir, ese que había jurado por Alá que plantaría la media luna en Roma, fue destrozado por las tropas cristianas en las Navas de Tolosa. En aquella batalla todos los españoles se unieron contra el invasor y lucharon heroicamente hombro con hombro.
En los difíciles momentos económicos y políticos que vivimos, sería muy bueno que aflorara entre los políticos, ese sentimiento de unión ligado a nuestros valores, a nuestra cultura y a nuestra propia historia. Esta casta de politócratas que sufrimos, no tiene ningún sentido patriótico o de estado y se muestran incapaces de dejar a un lado sus propios intereses personales y de partido, para pensar sólo en el interés general.
Para demostrar patriotismo, no basta con desplegar la bandera nacional en el balcón, cuando juega la selección española o cuando son las fiestas del pueblo. El auténtico patriota tiene que asumir la gravedad del momento político en el que vivimos y en base a ello luchar por los intereses generales. Y es precisamente aquí donde se ve claramente que a nuestros políticos les falta sentido de estado y más aun de sentido patriótico. Nos están llevando una vez más a esos denostados juegos de trono que nos han conducido a unas segundas elecciones. Les traen sin cuidado los problemas de los ciudadanos y sólo se preocupan de defender, incluso con malas artes, sus propios intereses personales, los de sus partidos y las poltronas de las que no quieren ser descabalgados.
Nos encontramos en una encrucijada que la clase política ha fabricado y necesitamos salir de ella a toda prisa para enderezar el rumbo. Y en esta tesitura, yo pido a esos politócratas y partitócratas de escasa talla política que en muchos casos roza el enanismo, que no se olviden de nuestra historia y que honren a nuestros antepasados que nos llevaron a donde estamos, aun con todas las luces y sombras que evidentemente ha habido. Olvidar nuestra historia es traicionarnos a nosotros mismos y esto nos quita la legitimidad para exigir un futuro mejor a nuestra vieja España.
Qué pena que hoy, en España, nuestros políticos no quieran ver lo que está ocurriendo. Qué pena que como en aquella ocasión, no se unan para defender a estos españoles que sufrimos las consecuencias de su escasa talla política. ¡¡pobre España!!. Ya no hay líderes que la defiendan como en aquella gesta hiciera Alfonso VIII y sus valientes soldados. Aquellos patriotas que luchaban en las Navas de Tolosa eran gente de otra pasta, eran más que ciudadanos, auténticos caballeros, que colocaron sus diferencias y sus disputas a un lado, para ponerse en el frente de la batalla y defender el interés común.
Ahora ese sentido patriótico importa poco. Ya no está de moda. Ahora lo que importa es que ese puesto es mío, que tú tienes que estar en la oposición, que quien voy a gobernar soy yo. Y entre tanto se producen esas guerras de tribus políticas, los españoles nos desangramos con una cada vez peor sanidad, con peor educación, con inasumibles tasas de desempleo, con más impuestos, con trabajos precarios y con pensiones en peligro.
Polítócratas, por favor, tratad de encontrar el orgullo de ser buenos españoles, sentiros orgullosos de vuestra historia, y encontrad las fuerzas necesarias para llegar a un urgente acuerdo de legislatura, que permita un gobierno estable, que de verdad cambie el foco de vuestros intereses para que, con altura de miras, empecéis de verdad a trabajar para defender los intereses de todos los españoles. Al igual que ocurrió en las Navas de Tolosa, por el bien común, los españoles necesitamos que seais patriotas y que luchéis para ganar esta batalla.
¿estaré pidiendo mucho?