Sr. Rajoy: Me dirijo a usted para decirle que no siento ninguna pena porque lo hayan echado de La Moncloa. Y no siento ninguna pena, tras ver los graves errores que ha ido cometiendo durante todo su mandato y tras su reiterada actitud de ponerse de lado, con total inacción política, mirando de soslayo y esperando a que los problemas se resolvieran por sí solos. Con su inacción y con su pasotismo político, usted ha hecho mucho daño a los españoles.
Explíqueme usted cómo es posible que desde que usted asumió su mandato en el año 2011, momento en el que todos confiábamos que empezara a desmontar el desastroso legado que nos había dejado su predecesor, Sr. Zapatero, se limitó a verlas venir, a eludir sus responsabilidades, a no coger el toro por los cuernos y a esperar a que los conflictos se pudrieran por sí solos, sin tomar ninguna decisión, sentado en La Moncloa a ver qué pasaba.
Según se ha visto, le importó muy poco perder 49 escaños y la mayoría absoluta del congreso. Perdió los gobiernos de Aragon, Baleares, Cantabria, Castilla la Mancha, Extremadura y Valencia. Perdió la mayoría absoluta de Castilla y León, La Rioja, Madrid y Murcia. En Cataluña, consecuencia de su pasotismo, a duras penas pudo conseguir cuatro diputados para sentarse en el parlamento catalán. Y qué decir de los flacos resultados que tuvo en el País Vasco, Navarra o Andalucía. Pero, por si esto no fuere poco, también perdió buena parte de las alcaldías de las capitales de provincia y de las ciudades importantes.
Ha estado seis años y medio en el cargo y cuatro de ellos con mayoría absoluta, Aun así, se ha permitido perder casi tres millones de votos, prueba evidente de que sus electores lo estaban castigando. Pero es igual, usted se seguía fumando un puro.
Pese al serio déficit público que tenemos, optó por no tocar el ruinoso estado de las autonomías, manteniendo así la extendida estructura clientelar y logrando con ello que nuestra deuda pública sea la más alta de nuestra democracia. Decidió rescatar a las cajas de ahorro que habían quebrado por la desastrosa gestión de los políticos que las administraban. Lanzó una amnistía fiscal que sólo benefició a los más ricos y para ello, no le tembló el pulso para subir los impuestos a los ciudadanos.
Teniendo como tenía mayoría absoluta, no hizo absolutamente nada para frenar o reducir las nefastas consecuencias de las políticas de Zapatero y por eso no derogó ni una sola de esas leyes ideológicas que había promulgado y entre ellas la de la totalitaria ley de la memoria histórica. No decidió derogar la deplorable ley de violencia de género que lo que logró, fue consagrar la desigualdad jurídica de hombres y mujeres. No hizo nada por modificar la ley que permitía la barra libre del aborto. En lo que se refiere a ETA, decidió no hacer nada y seguir con la hoja de ruta de la negociación con el grupo terrorista, decisión está totalmente contraria a lo que había defendido en su campaña electoral negándose incluso a publicar las actas de negociación.
Permitió que Bildu, Sortu y Amaiur continuaran en las instituciones vascas y de este modo consintió que el brazo político de ETA manejara centenares de millones de dinero público, además de acceder a los datos personales de todos los vascos. Permitió que, de modo descarado, en pueblos del País Vasco, se celebraran homenajes a etarras. Hizo todo lo posible para que Bolinaga, responsable de secuestrar a Ortega Lara y responsable de múltiples asesinatos, saliera de prisión con la excusa de que tenía un cáncer terminal, aun cuando después se pasó casi tres años tomándose vinos con la cuadrilla de su pueblo. Y todo esto lo hacía con la estrategia de que era positivo para la negociación. Mintió a la opinión pública con Bolinaga igual que lo hizo después cuando efectuó amnistías encubiertas a varios etarras sanguinarios, usando como parapeto una sentencia del Tribunal de Estrasburgo, sentencia que no sólo España no tenía la obligación de cumplirla inmediatamente, sino que además no había que aplicarla a todos los delincuentes con carácter general.
Así, de este modo, con total desprecio de las consecuencias que la decisión podrían acarrear, y sólo por contentar a los etarras, dejó en libertad a violadores y pederastas que en muchos casos no estaban rehabilitados. Y las consecuencias fueron que algunas mujeres fueron violadas por esos violadores liberados por su pasotismo. Para seguir contentando a los nacionalistas, de modo vergonzoso procedió a repartir asientos en el Consejo General del Poder judicial, colocando en este órgano de gobierno a miembros de PNV, CIU e IU.
Con su abulia, tampoco hizo absolutamente nada para permitir que los alumnos pudieren estudiar castellano, con entera libertad, en toda España. Y las consecuencias de su inacción las podemos ver perfectamente y sobre todo en Cataluña, donde además permitió que, con el dinero público, el Gobierno Catalán instalara embajadas en otros países, embajadas que actuaban totalmente en contra de los intereses españoles. No hizo absolutamente nada para que la televisión autonómica catalana dejara de ser el altavoz de los separatistas y de las asociaciones que proclamaban la independencia. No tuvo coraje para frenar los referéndums ilegales, aun cuando se llenaba la boca diciendo que estos no se celebrarían. En Cataluña, con su total inacción, dejó tirados en la cuneta a todos los catalanes que no eran independentistas.
Señor Rajoy, tendría muchísimas más cosas que decirle, pero esta carta sería muy larga. Por eso termino diciendo que usted ha traicionado no sólo a los miembros de su partido, sino a todos los españoles. Su falta de liderazgo, su carencia de estrategia para ir a Europa a realizar pedagogía permitió que los independentistas sembraran dudas sobre nuestras instituciones. Y también es necesario decir, que se ha puesto totalmente de espaldas para no reconocer la gran corrupción política que existía en sus filas, causa por la que, ahora, le han planteado la moción de censura que ha terminado echándolo de La Moncloa