En el transcurso de este ejercicio 2018, en la organización a la que pertenezco, SECOT, nos están llegado bastantes emprendedores en busca de asesoramiento, para adquirir negocios que se traspasan. No conocemos a ciencia cierta la razón de esta afluencia creciente de personas interesadas, pero intuimos que esto trae su causa en la multitud de carteles “se traspasa” o “se vende” que se ven en las persianas de bares, cafeterías, tiendas y comercios varios, así como en la gran cantidad de ofertas que se cuelgan en las páginas de anuncios. Probablemente se trata también de la confluencia de jóvenes desempleados que necesitan buscarse la vida y que encuentran una oportunidad en hacerse con el traspaso o compra de uno de estos negocios.
La primera pregunta que nos suelen hacer es ¿Cuánto puede valer el negocio que planeo adquirir? Simplificando, nosotros solemos responder que un negocio vale lo que alguien quiera pagar por él. Pero, vayamos por partes, porque la respuesta no es tan sencilla, ya que se trata de llegar a un precio de venta o traspaso que tiene que ser aceptado por las dos partes en la correspondiente negociación.
El proceso de valoración del traspaso o de la compra del negocio pretendido, tiene que pasar necesariamente, entre otros factores, por la determinación del fondo de comercio, del volumen de facturación, la ubicación, los competidores próximos, etc. Es necesario conocer y valorar también el precio del arrendamiento que se está pagando, ya que, en caso de traspaso, inevitablemente va a aumentar la renta y además de ello ha de averiguarse si el contrato de arrendamiento permite ese traspaso al arrendatario. Es necesario inventariar todo el mobiliario, enseres, maquinaria, utillaje e incluso materias primas si las hubiere.
En definitiva, se trata de auditar las cuentas, como mínimo del último ejercicio, con antelación a la adquisición del traspaso, como único medio de conocer la realidad económica de ese negocio. Para ello ha de solicitarse toda la información económica y financiera a los vendedores, revisando los libros contables, el inventario y las cuentas anuales. Ha de verse también cuales pueden ser los créditos o las deudas que puede haber contraídas, para averiguar los resultados reales del negocio en venta.
Mas allá de los aspectos económicos y financieros, resulta muy necesario, si se puede, hacer un análisis de mercado en base a las perspectivas del sector. Dentro de ese análisis, capítulo importante ha de ser el de ver si la ubicación del local es atractiva, teniendo muy presente que las poblaciones cambian y que, por ello, algo que funcionó años atrás, ahora puede ser un fracaso porque se ha reducido la población del entorno. Es importante conocer también por qué se quiere traspasar o vender ese negocio, ya que no es lo mismo que, por ejemplo, los dueños quieran dejarlo porque se han hecho mayores, o que quieran desprenderse de él, porque han caído los beneficios o incluso hay pérdidas. En este último caso, evidentemente, se trataría de empezar de O.
También es necesario averiguar si existe alguna traba legal que permita continuar con la actividad y habrá que averiguar en el Ayuntamiento si va a haber problemas con la petición de traspaso, derivada de la necesaria licencia de apertura y también en caso de traspaso, si el arrendador permite cambiar la actividad o hacer reformas en el local.
El resultado último, en definitiva, ha de ser que el precio del traspaso tiene que ser consecuente con la capacidad de generar beneficios, porque el negocio funciona bien. Han de adoptarse todas las precauciones posibles para minimizar al máximo el riesgo que se puede correr.
En Secot estamos apreciando que muchos de los jóvenes que llegan en busca de asesoramiento, tienen poca o nula experiencia en la actividad que pretenden adquirir en traspaso. Así, cuando preguntas a un joven que por ejemplo pretende adquirir un bar, qué experiencia o conocimiento tiene en el mundo de la hostelería, te encuentras o que no tiene ninguna o que, en el mejor de los casos, ha trabajado algunos fines de semana poniendo copas en un bar. Por tanto, concluyo, no basta con tener controlados todos los aspectos económicos y financieros. Es más importante aún conocer y saber cómo funciona ese negocio que se pretende adquirir. Es aquí donde encontramos los mayores fallos.
Si finalmente todo cuadra y se encuentra la viabilidad del negocio, es cuando se puede plantear ya la negociación del precio para hacer una oferta adecuada, teniendo en cuenta como se decía al principio, que un negocio vale lo que alguien esté dispuesto a pagar, y esto que se está dispuesto a pagar ha de ser una cifra que permita que ese negocio genere el dinero suficiente.
Si finalmente la negociación culmina y se define el precio, entramos en el último paso que es ¿cómo conseguir la financiación que se necesita para esa compra? Pero esto, para no alargar más este artículo, es otra cuestión que habrá de afrontarse, cuestión esta que, por cierto, no resulta nada fácil en los tiempos que corren en la Banca.