El pasado 18 de diciembre, asistí en el Hotel de la Reconquista, a la presentación que organizó la Consejería de Empleo, Industria y Turismo del Principado de Asturias y la Asociación de Centros de Empresas Públicos del Principado de Asturias (ACEPPA) del Premio Asturias Región Emprendedora Europea 2019, otorgado por el Comité de las Regiones. En este acto, se presentaron también a los once embajadores que han sido elegidos para representar los valores de la Asturias innovadora y emprendedora.
A mí me parece bien que diecinueve entidades asturianas, entre ellas la Universidad de Oviedo, las Cámaras de Comercio y la Fade, hayan apoyado esta candidatura. También me parece estupendo que, desde el plano teórico, la candidatura se haya basado en tres pilares, cuales son: La innovación, la inclusión social y la sostenibilidad”, algo que permita obtener la visión de una región que apuesta por el desarrollo equilibrado.
Ojalá que, tras este premio, de verdad se coja el toro por los cuernos y se empiece a hacer algo por incrementar el nivel de emprendimiento en Asturias, porque hasta ahora, los datos estadísticos que tenemos son demoledores. Y digo esto porque, tristemente, en emprendimiento, nuestra región está situada en la penúltima posición de las regiones españolas. En resumen, sorprendentemente, se nos ha otorgado un premio como región emprendedora europea, aun cuando en emprendimiento somos los penúltimos de la fila.
No hace mucho tiempo atrás, había asistido a la presentación de los resultados 2017/2018, del GEM (Global Entrepreneurship Monitor), presentados por la directora de la Cátedra de Emprendimiento Capgemini-Caja Rural de Asturias, Beatriz Junquera, resultados que, contrariamente al optimismo visto en el acto de la presentación del premio anterior, son verdaderamente desoladores para nuestra región.
Entre los datos más relevantes que recoge el estudio presentado, destaca el porcentaje de población involucrada en iniciativas emprendedoras. En Asturias este porcentaje es sólo del 3,26%, casi la mitad del español, que está situado en el 6,2 y mucho más alejado del europeo que está en el 8,1%. Este dato coloca a Asturias en el penúltimo lugar de las posiciones españolas, sólo por delante de Melilla. Analizando las percepciones y actitudes de la población asturiana hacia el emprendimiento, el porcentaje de población que percibe oportunidades de negocio es el 22% en Asturias, frente al 34% del conjunto de España, dato este que nos coloca en el último puesto del conjunto de las comunidades españolas. El informe delata también una sociedad insegura ante su propia capacidad para emprender y denota igualmente el miedo al fracaso, muy superior en Asturias al resto de España.
Este bajo nivel de emprendimiento lo detectamos también en Secot, organización a la que pertenezco y donde asesoramos a emprendedores. En los datos internos que manejamos, por supuesto sin poder ser comparables al completo informe del GEM, también podemos extraer que, comparando unas delegaciones con otras, en estos cuatro últimos años, Asturias también está en la cola del emprendimiento entre los datos de todas nuestras delegaciones. En nuestros datos internos igualmente observamos que Asturias también destaca por su tendencia al emprendimiento de baja calidad.
A toda esta información estadística comentada, nada favorable para Asturias, hemos de añadir también, el poco positivo dato del número de autónomos que está perdiendo nuestra comunidad y digo que han de añadirse porque todos estos autónomos son auténticos emprendedores. Conforme a los últimos datos de los que se disponen, de enero a septiembre de 2018, Asturias ha perdido 118 trabajadores autónomos y eso pese a las ventajas que introdujo la nueva “Ley del Autónomo” que se reforzó con la denominada tarifa plana para los emprendedores. Esta ayuda extra no ha sido aprovechada de modo que, de los 2.040.000 euros presupuestados para este complemento, sólo se han adjudicado 668.400€, concedidos sólo a 1.344 solicitantes, número muy inferior al esperado. En resumen, no sólo se ha conseguido incrementar el número de trabajadores autónomos, sino que, en sentido contrario, los seguimos perdiendo.
En consecuencia, la cuestión parece clara y, por tanto, si queremos que haya más jóvenes emprendedores, que a la larga son los que van a generar nuevos empleos (las pequeñas Pymes son las que más empleo generan), es preciso ir cambiando esta mentalidad para que tanto desde la Administración, como desde la enseñanza universitaria y de FP, se empiece a dar valor a la actividad emprendedora. Cambiando esa mentalidad en las aulas, poco a poco y haciendo que la Administración vaya reduciendo ese complejo marco jurídico, lleno de normas mercantiles, laborales, fiscales y lleno también de una enorme y dispersa normativa, con leyes, reglamentos autonómicos u ordenanzas locales, se podrá ir abriendo el camino para que las personas emprendan negocios, sin necesidad de tanta burocracia administrativa que, muchas veces, desalienta hasta a los más valientes y arriesgados.
Pienso que, potenciar la cultura emprendedora, es algo que deberían de asumir como misión, tanto los responsables de la educación formal, ya que esta ha de potenciarse en las aulas, como la propia administración tanto estatal como autonómica y local, para eliminar barreras burocráticas y facilitar el inicio de las actividades de emprendimiento. La participación en programas dentro de las aulas que fomenten el espíritu emprendedor, seguro que traerá consecuencias positivas en el futuro. En la Unión Europea estas políticas son claras en el sentido que, animan a los estados miembros a que incluyan en los sistemas de enseñanza obligatoria, programas para promover esta cultura, siguiendo las directrices que marca la propia OCDE.
En este momento, en Secot estamos colaborando con algunos centros de FP, impartiendo píldoras formativas dirigidas al emprendimiento. También, en esta misma dirección, estamos negociando con la Universidad de Oviedo, la posibilidad de que utilicen nuestros servicios altruistas y voluntarios para colaborar dentro de nuestras posibilidades, en el desarrollo de esa cultura. Sabemos que nuestra aportación puede ser sólo una gota de agua en el océano, pero, algo es algo y por algo hay que empezar. En Secot estamos dispuestos arrimar el hombro y una vez más, ponemos a disposición de las Administraciones, nuestra experiencia en gestión de negocios y nuestros servicios altruistas, para colaborar abiertamente en esa necesaria mejora del emprendimiento asturiano.