El pasado día 5 de diciembre, entró en vigor la nueva Ley Orgánica de Protección de los Datos personales y Garantía de los Derechos Digitales (LOPDGDD) que, dentro de un catálogo de derechos digitales, incorpora uno muy novedoso y muy relevante, para afrontar con firmeza esa profunda revolución tecnológica que ya está llegando. Me refiero de modo concreto al “derecho a la educación digital”.
Cuando hablamos de educación digital, nos referimos a la necesidad de que los alumnos sean formados en competencias digitales, pero, necesariamente, también hay que hablar de las competencias digitales que han de tener los equipos docentes y los propios centros educativos. El necesario derecho a la educación digital para alcanzar estas competencias, queda regulado en el artículo 83 de esta nueva Ley que, además, modifica puntualmente la Ley Orgánica de Educación del 3 de Mayo de 2006, al decir expresamente que : “el sistema educativo dará la capacitación, para garantizar la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de un uso seguro de los medios digitales, respetuoso con la dignidad humana, los valores constitucionales, los derechos fundamentales y, particularmente, con el respeto y garantía de la intimidad individual y colectiva”.
Se recoge, igualmente, la instrucción de que, a tal efecto, “el profesorado recibirá las competencias digitales y la formación necesaria”, así como qué en los planes de estudio de las titulaciones universitarias encaminadas al desempeño profesional del profesorado en la formación de los alumnos, se garantizará esa formación. Y se añade, por último, la regla siguiente: los temarios de las pruebas selectivas a los cuerpos superiores docentes incorporarán “materias relacionadas con la garantía de los derechos digitales y la protección de datos personales”.
A mi juicio, esta novedosa regulación, es más una declaración de intenciones que otra cosa y resulta totalmente insuficiente, máxime cuando este tema de las nuevas tecnologías ya no es nuevo y se veía venir a toda velocidad. Tanto es así, que la propia Comisión Europea ya venía insistiendo en estos temas desde hace varios años, hasta llegar a un Plan de Acción de Educación Digital que recoge una serie de prioridades de acción, en el ámbito de la digitalización educativa. Lo razonable hubiere sido que la incorporación en nuestro ordenamiento, de estos derechos digitales, se hubiere hecho mediante una ley propia, pero bueno, algo es algo. Creo que, a estas alturas, ya nadie puede tener duda de que el sistema educativo va a necesitar una profunda reforma.
Está claro que, para alcanzar este necesario cambio, habrán de diseñarse temarios y materias, que permitan que los alumnos alcancen competencias digitales en todo el proceso educativo. Pero, evidentemente, antes, este proceso ha de ser seguido por los propios profesores y para ello, las Administraciones Públicas estarán obligadas a modificar la legislación que regula el sistema educativo, así como a diseñar grupos de asignaturas que permitan sacar adelante este proceso de cambio tan profundo, para alcanzar las necesarias competencias digitales. También para garantizar que el sistema permita la plena inserción primero de profesores y después de alumnos, tanto en la sociedad digital como en las evoluciones tecnológicas que sin duda se van a seguir produciendo, algo que, sin duda alguna, precisará de procesos de aprendizaje continuados y no sólo en el periodo académico.
Todo el sistema educativo, tanto de base como universitario, deberá de ser actualizado para que, jurídicamente, queden previstos y regulados los derechos y deberes de los alumnos, al objeto de que estos tengan asegurado tanto el aprendizaje como el uso adecuado y seguro de los medios digitales.
Hoy por hoy, está claro que nuestro sistema de enseñanza, aun no tiene esos profesores del futuro, técnicamente bien formados en el mundo digital y por tanto, desde ya, es necesario que el sistema empiece a moverse para que estos potencien esas competencias nuevas, necesarias para hacer bien su trabajo, competencias que probablemente, además de las digitales, han de pasar por trabajo en equipo, mucha flexibilidad, y sobre todo una permanente capacidad de aprender nuevas cosas y de reinventarse cada poco, habida consideración de que las nuevas tecnologías seguirán evolucionando a gran velocidad.
El sistema educativo tiene ante sí un nuevo e importante reto que, además de conocimientos, va a exigir actitud, proactividad y capacidad de adaptación permanente, elementos estos que van a resultar necesarios para alcanzar con éxito esa educación digital a la que ahora los alumnos ya tienen derecho. Este reto, seguro que ha de pasar por un proceso de digitalización, en el que será imprescindible invertir en capacidades digitales toda la vida y no sólo en el periodo formativo como alumnos.
La digitalización plantea nuevos desafíos y por ello, los alumnos que se vayan incorporando a los ciclos formativos, si no reciben la instrucción adecuada, difícilmente podrán competir en este nuevo mundo de rápida evolución y definitivamente interconectado. Pero es que ahora mismo, sin ir más lejos, ya no los jóvenes alumnos, o los profesores adultos, sino cualquier ciudadano, estamos expuestos diariamente a ingentes cantidades de datos digitales, gestionados con algoritmos que descocemos, exposición que genera evidentes riesgos (ciberacoso, estafas, revelación de secretos, sabotajes informáticos, suplantaciones de personalidad, amenazas, coacciones, etc.etc) y por tanto, en este estado de cosas, sin mas pérdida de tiempo, la educación reglada tendrá que comprometerse y entrar a fondo en el entorno digital.
Además de todo esto, yo diría que nuestro sistema educativo no está muy interrelacionado con el mercado laboral, mercado con alto componente tecnológico, que en este momento demanda altas competencias digitales. Por ello se hace a todas luces necesario que además de la alfabetización pura, la lengua o las matemáticas, necesarias en todos los ámbitos de nuestra vida, se introduzcan las capacidades digitales como mínimo básicas y que deberían de estar incluidas como materias troncales tanto en la educación básica como en la FP y en la enseñanza universitaria.
La sociedad del futuro va a tener un marcado carácter digital y esto ha de quedar reflejado en nuestro sistema educativo y en las enseñanzas que han de impartirse. Al sistema educativo se le ha abierto un gran reto con el “derecho a la educación digital”.